La espina dorsal del debate protagonizado ayer por los cinco candidatos asturianos a las elecciones del 20-D fue el empleo, aunque las recetas que se pusieron sobre la mesa no pudieron ser más diferentes. Ante una sala llena, los representantes de PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos y Unión Popular-IU, invitados por el Club Prensa Asturiana, de LA NUEVA ESPAÑA, coincidieron también en otro análisis, la importancia histórica del momento político que vive el país, que afronta "una nueva transición".

Alberto Menéndez, subdirector de este periódico y moderador del debate, destacó al inicio del acto el interés que la vida política despierta en los ciudadanos. Todos los candidatos coincidieron con él en que las elecciones del 20 de diciembre son cruciales para el futuro del país.

La primera que sacó la espada y abandonó el tono cortés y comedido fue la candidata del PSOE, Adriana Lastra, que demostró que se ha bregado en las tertulias televisivas. Lastra intentó recolocar el espacio político que defendía Susana López Ares, que se había presentado como la candidata de "centro derecha". "No, usted es de derechas", espetó, y puso en duda la credibilidad de los populares, que "en la anterior campaña electoral prometieron también una rebaja fiscal, y le subieron 50 impuestos a las clases medias y trabajadoras". También dudó (como todos los candidatos, salvo la del PP) sobre la evolución del empleo. "Han dejado fuera del mercado laboral y sin prestación a 3,5 millones de personas", dijo.

Susana López Ares, representante del PP en coalición con Foro, no se dejó achicar, y pese a recibir numerosos ataques (no en vano todos aspiran a destronar a su partido) mantuvo con firmeza sus argumentos: el PSOE dejó un país en "bancarrota", José Luis Rodríguez Zapatero "huyó" y fueron los populares, con el "sacrificio de todos los españoles", los que sacaron las castañas del fuego y evitaron un rescate. Aún queda mucho por hacer, dijo, pero hay que mantenerse en "la senda" del crecimiento.

La representante de Podemos, Sofía Castañón, se reconoció "novata", pero no por ello dejó de desgranar, con tono de voz dulce, casos de presunta corrupción como el del Musel o Aquagest, para acabar recomendando a los asistentes (entre ellos, muchos dirigentes del PP) que vayan a ver "B", la película sobre los papeles de Bárcenas. "Queremos acabar con ese panorama desolador del capitalismo de amiguetes", anunció. Y defendió la renta básica, que permitirá a los ciudadanos consumir y reactivar la economía. "Las pequeñas empresas no quieren despedir más barato, quieren que haya gente que entre en sus negocios".

Aunque fueron las candidatas, sobre todo las representantes del PP y el PSOE, las que llevaron la voz cantante en el tono del debate, Ignacio Prendes (Ciudadanos) y Manuel González Orviz (Unión Popular-IU), tampoco se quedaron mancos. Prendes (que tuvo que encajar no pocas alusiones a su paso por UPyD, y también a las contradicciones de su "líder carismático", Albert Rivera, quizá porque su posición en el centro le hace un enemigo apetecible para todos los demás) se presentó como la opción de "la esperanza", frente al "miedo" que atizan, dijo, los "viejos partidos". A PSOE y PP les echó en cara que no hayan tenido nunca "un proyecto de España", y criticó su modelo económico, de "crecimiento tóxico". El contrato único y el complemento salarial para las rentas más bajas es, a su juicio, la salida para la situación económica de España.

Manuel González Orviz (Unión Popular-IU) reclamó para su partido, con contundencia, el espacio de "la izquierda", y lanzó una pulla a Podemos, asegurando que ellos no disfrazan sus propuestas para no asustar a posibles votantes: "somos republicanos, federales, feministas, y lo decimos con toda claridad", aseguró. Orviz propuso (sin que ninguno recogiera el guante) crear en el Congreso un frente de diputados asturianos para defender asuntos claves para la región, como la minería, las infraestructuras o la tarifa eléctrica para grandes consumidores. Y apostó por crear empleo a través del sector público, de forma que sea "un polo" de desarrollo que permita reactivar la economía del país.

Sobre la corrupción, López Ares prometió una ley para que "los corruptos devuelvan lo que robaron". Para Adriana Lastra, a cualquier partido le puede pasar, el quiz está en la reacción para depurar responsabilidades. "O la política acaba con la corrupción o la corrupción acaba con la política, con la democracia", aseguró. Los demás les echaron en cara su participación en un sistema "tóxico", y reclamaron también mano dura para "los corruptores".

En el tramo final, el PP -que se quedó solo en su defensa de la Constitución, ya que el resto defienden un nuevo marco constitucional- intentó darle dentelladas, sobre todo, a Ciudadanos, mientras que el PSOE trató de presentarse como el único que puede parar a Rajoy ("todos los caminos llevan a Rajoy, menos el del PSOE"). Podemos llamó a construir una región nueva, IU reivindicó la "mochila" de las mareas frente a los recortes y Ciudadanos instó a votar "por la esperanza".