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Pasaba por aquí

Sonríen, les brillan los ojos y les pican los dedos

Podemos hizo un mitin sin prisa, políglota, emocional, familiar y casero que llenó pese a la ausencia de Pablo Iglesias

Si ve a una persona que sonríe, le brillan los ojos y mueve los dedos como si le picaran las yemas, está usted ante un votante de Podemos. Es la consigna: sonríe, que vean el brillo en tus ojos, hay remontada a cinco días para el 20-D y rozamos la victoria con la punta de los dedos. Un martes como ayer, a las siete de la tarde, bajo la huevera de hormigón y pese a la ausencia de Pablo Iglesias, que tenía un funeral, llenaron el Palacio de los Deportes de Oviedo.

Empezaron a empezar con un cuarto de hora de retraso, después de que acabara la actuación de un cantautor discursivo acompañado de guitarrista eléctrico. Llegaron en grupo al escenario los que iban a intervenir y a arropar y no se les oyó pedir permiso para entrar pero la gente se lo dio a voces: "Sí se puede". Ya formados en un escenario que hace laico el color de la Cuaresma y sobre un paisaje asturiano de etiqueta de Fuensanta, hizo el paseíllo desde la grada Íñigo Errejón, segundo en Podemos, primero en Oviedo, entre agitación de globos y banderas, aplaudiendo en plano, contraplano y trávelin al hombro.

Los que usaron la palabra eran todos del BUP, salvo la presentadora Ángeles Caso, que es del plan antiguo, pero en el patio y en las gradas había gente de todas las edades. Al fondo, los niños que jugaban con globos, y por todas partes, un público heterogéneo y legible, delgado, de vaqueros, con más coletas en los hombres que en las mujeres, con melenas lacias y melenas blancas y mayores que, por viejos que fueran, no eran más históricos que los jóvenes.

Antes de que empezaran a hablar se vio a Pablo Iglesias en plasma excusando su ausencia y animando al voto, seguido de un vídeo almodovarino con abuelos. En Podemos son muy familiares y se notó durante todo el mitin, que fue largo, sin prisa, entre gente contenta de estar junta, que estaba recibiendo afecto y siendo invitada a la alegría. También fue políglota: en asturiano (sobre todo por Segundo González, "Segun", segundo al Congreso), en castellano y en inglés (sobre todo por el sociólogo Owen Jones y el psicólogo Daniel Ripa).

Jara González, nerviosa y emocional, vio "millones de corazones". Segundo no vio "El crepúsculo de los dioses", pero habló de la película para juzgar el cara a cara de Rajoy y Sánchez. Ana Taboada, vicealcaldesa de Oviedo y anfitriona, hizo un discurso algo trompicado, pero fue la primera que invocó a la familia, a la propia y a la general. Dani Ripa trató más de la gente, "primero la gente". Irene Montero, gran arengadora, también uso las emociones, invocando dolores infligidos y confianzas decepcionadas.

El sociólogo Owen Jones, en su perfecto inglés de inglés, abrió con dos chistes, el mejor aclarando que no era "el hermano diabólico de Errejón", con el que comparte el aspecto de joven profesor con cara de alumno. Parecían los Erre Jones Bros. El público los río antes de que el intérprete tradujera. Había nivel. Luego discurseó con frase corta, exacta, y cada dos de ellas daba una idea. Smile, sonríe. Mensaje adecuado ante las cámaras parlamentarias. Dio buen espectáculo y presentó a "Sophia Castanyon", la de la dulce voz y el agradecimiento pleno que hizo otra intervención emocional, muy bien escrita y dicha, familiar y casera: "Juntos y juntas logramos trancayos las puertas para que no vuelvan a entrar en nuestra casa". Prometió una sociedad de cuidados y un einsteiniano poder de voluntad.

Errejón hizo su "Cuéntame" de la Transición: el problema es que el acuerdo de convivencia que firmaron los mayores en 1978 lo rompieron los que se sintieron demasiado importantes para someterse a la ley y la ley era la herencia de los que no pudieron dejar fortunas ni pisos. Aprovechó el final para movilizar con "la remontada" y pedir más sonrisas. Ángeles Caso llevó más allá la alegría para que "el domingo nos muramos de la risa". Puxa Asturies dentro; "Asturias" de Víctor Manuel fuera.

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