Relajación, concentración y educación. Un trío, según parece, muy bien avenido.

Dos colegios y dos institutos de Castrillón han implantado recientemente un programa de mindfulness que alcanza a varias partes de la comunidad educativa: padres, profesores y alumnos. Se trata de un proyecto de la Sociedad Española de Meditación que pretende demostrar los beneficios que puede tener la meditación como asignatura en los colegios. Para ello, se están formando a padres, alumnos y profesores en atención plena y gestión emocional -principios del "mindfulness"-, para así evaluar el impacto que tiene introducir esta formación en el sistema educativo. Según esta sociedad, que preside Ramón Leonato, en unos ocho años habrá un grupo de alumnos que ha recibido esta formación desde los 9 años hasta que salgan del colegio. Asimismo, según explican, cada año se obtendrán los resultados e impacto que ha tenido esta formación en los grupos que la han seguido, comparados con grupos de control medidos a través de metodología científica y con los test aceptados de medición de diversas variables del desarrollo de la concentración, la empatía, el bienestar, los niveles de resiliencia, etcétera. Sobre el coste del proyecto, Leonato ha explicado que han formado gratuitamente a los profesores a través de los fondos de la Fundación -fondos que provienen de donaciones privadas- que sostiene su sociedad, así como con algo de financiación municipal.

Según los responsables del Instituto Español de Mindfulness Transpersonal, esta práctica no es una moda pasajera. Ha llegado a los centros educativos con intención de quedarse. Al parecer, en Australia ya hay campañas que instan al Gobierno a incluir esta materia en la malla curricular de cara a 2020 para mejorar la salud mental de los estudiantes, y en la Universidad de Harvard se ha convertido en una de las optativas más demandadas en la licenciatura de Psicología. En España también existen propuestas para que esta técnica de meditación que enseña a centrarse en el ahora forme parte de la educación en las escuelas. Un ejemplo es el programa iniciado en el concejo castrillonense. "La tendencia es que la gestión emocional o inteligencia emocional, como quiera denominarse, se convierta en una competencia que forme parte del currículo de manera transversal, aunque no sea evaluable", comentan desde el Instituto Español de Mindfulness Transpersonal.

Una de las herramientas que se utilizan en las aulas, por ejemplo, consiste en enseñar que los enfados son "emociones naturales". Por ello, cuando un niño está enfadado, se le debe acompañar en su proceso y se le debe explicar lo que le está pasando, porque muchas veces no lo sabe. En otras palabras, hay que validar esa emoción y no reprimirla.