Esqueletos, calabazas, zoombies y disfraces macabros invaden los pasillos y patios de los colegios a finales de este mes. La celebración de Halloween ganó terreno en los últimos años y el principal motivo es la influencia de las series de televisión para niños y adolescentes, las películas y los innumerables vídeos a los que acceden a través de internet y las redes sociales.

Para algunos es una moda, una fiesta importada de Estados Unidos que nada tiene que ver con las tradiciones de nuestra región. Pero lo cierto es que el origen de esta fiesta se remonta a más de 3.000 años. Cuando llegaba el 31 de octubre, el pueblo celta celebraba el fin de la temporada de la cosecha y el comienzo del invierno. Era conocido como el Samhain y ya en sus inicios era una fiesta pagana. Según la tradición, durante la noche del Samhain, la muerte se infiltraba entre los vivos con la intención de llevarse algunas almas. Para engañar a los muertos los celtas se disfrazaban de espíritus y les hacían ofrendas para mantenerlos contentos.

Los celtas fueron los que pusieron las bases a la festividad de Halloween, que la inmigración europea llevó a Estados Unidos y a otros rincones del planeta. En América la fiesta comienza a celebrase en el siglo XIX y a partir de entonces Estados Unidos comenzó a crear una fiesta orientada al consumo. En la actualidad los niños son los que más disfrutan de esta fiesta, desde los más pequeños en las guarderías, hasta los colegios, que cada vez más integran la festividad de Halloween a los proyectos educativos, como ocurre con el Carnaval.

En pocos días serán varios colegios los que cambiarán su decoración en aulas y pasillos y se abordará el tema en varias asignaturas y no sólo en inglés.

El área de Educación Plástica y Visual, además de Música acogerá en su currículo tareas, actividades y ejercicios en los que la temática de Halloween aparecerá en las clases, sobre todo de Primaria, aunque la fiesta es seguida por todos.