La conveniencia de potenciar una actividad científica está demostrado que ayuda a que los estudiantes fomenten la observación, la manipulación y la investigación para aprender de forma más autónoma y significativa, ayudándoles a construir sus propios conocimientos.

Por ello, en el Colegio Internacional Meres apuestan por el COOL Lab, espacio activo de enseñanza, aprendizaje e investigación para investigadores, profesores, estudiantes y alumnos, cuyo principal objetivo es fomentar las competencias digitales y el pensamiento computacional, así como otras "habilidades del siglo XXI", como la resolución de problemas, la creatividad o la comprensión lectora en todas las materias. Persigue además otras metas como la promoción del talento de los jóvenes en STEM (Science, Technology, Engineering y Mathematics), la elaboración de material didáctico multidisciplinar y la combinación de la formación docente -previa al servicio y durante el servicio- con la investigación y la práctica.

Dentro de las asignaturas de Física y Química y Biología, los alumnos de 2.º y 3.º de la ESO del centro suelen visitar con frecuencia el laboratorio para poner en práctica todo lo aprendido en clase. Dirigidos por las profesoras y profesores en el manejo de los instrumentos y materiales, son capaces de demostrar de manera práctica leyes que han estudiado anteriormente en las aulas. "Esto hará que cuando tengan que usar la ley de forma más teórica entiendan bien lo que significa y lo que representa", afirma Graciela Palacio, profesora de Física y Química. Ellos se convierten en pequeños investigadores, al llevar a cabo el método científico completo. Desde la observación de un problema al que quieren dar respuesta o explicar, el planteamiento de una hipótesis, el diseño del experimento que van a llevar a cabo o la toma de datos y, finalmente, su posterior análisis para llegar a una conclusión. Por ejemplo, en Biología de 3.º de la ESO, los alumnos diseccionan corazón, riñón y ojos de animales para estudiar la anatomía e identificar las partes q han estudiado en clase; y en 1.º de la ESO. hacen lo propio con mejillones.

No sólo la práctica es importante en estas asignaturas. En la clase de Tecnología se trabaja también por proyectos. En esta, los escolares aplican el ciclo de diseño para llegar a construir un producto que da solución al problema que se les plantea. Son los mismos alumnos y alumnas, aconsejados en todo momento por el tutor, los que desarrollan las ideas, hacen los bocetos, planifican el trabajo y construyen la maqueta. "Tenemos dos alumnos que de forma voluntaria están desarrollando un proyecto de robótica", comenta Palacio.

Pasar por esta experiencia, logra un aprendizaje significativo. La enseñanza se hace más activa y participativa, pero también entrena al alumno a trabajar en equipo con la participación de todos los compañeros, incluso el profesor. El hecho que sea un trabajo entre todos hace que se desarrollen habilidades de comunicación, cooperación y hasta liderazgo. La práctica ayuda al descubrimiento personal, porque el estudiante va a cometer errores y aprenderá de ellos. De igual manera, en los trabajos de investigación la búsqueda de solución de problemas se hará indispensable.