Con la llegada del mes de julio y el curso escolar 2018-2019 finalizado es hora de que los más pequeños de la casa cambien el chip y dejen de lado su habitual rutina. El buen tiempo y el sol del verano obligan a ello. Las vacaciones estivales son, para ellos, el momento más esperado del año. La diversión y los juegos ganan protagonismo. Mientras buena parte de sus progenitores ultiman los últimos días de trabajo antes de coger unos días de merecido descanso ganan protagonismo los campamentos de verano. Las actividades que en estos lugares se ofertan son, para muchas familias, la mejor solución y el apoyo perfecto para mantener entretenidos a sus hijos dentro de un marco educativo, mientras ellos siguen con su ritmo habitual de vida.

En los últimos años los campamentos de verano han dado un paso adelante y han ganado en calidad, tanto por las actividades que ofertan como por los profesionales que están al frente de los mismos. Las convivencias o colonias de antaño han pasado a ser campamentos perfectamente estructurados con programaciones educativas de gran nivel y actividades de calidad. Existe una variada oferta para todos los gustos.

Los campus de verano son espacios que permitirán a los pequeños seguir desarrollando hábitos de trabajo y disciplina con unos horarios predeterminados dentro de programas temáticos centrados en múltiples temáticas y disciplinas. Hay campus de fútbol, baloncesto, surf, de idiomas, urbanos o con la cocina, la ciencia o la aventura, entre otros, como protagonistas. La mezcla de todo tipo de actividades en los programas que ofrecen son, en la mayoría de las ocasiones, el secreto de su éxito. Trabajar a otro ritmo en relación al escolar, emplear más horas en actividades que saquen el potencial de los pequeños en diferentes ámbitos y desarrollarlas en espacios distintos y con compañeros y monitores diferentes es la mejor manera de que los niños saquen el máximo jugo al verano y desconecten aprendiendo.

Si bien hasta hace muy poco la oferta de campamentos de verano se adscribía fundamentalmente al centro de la región, en los últimos tiempos son muchos los colectivos que acuden al llamamiento de instituciones o ayuntamientos para poner en marcha este tipo de actividades en varias partes de Asturias tanto en julio como en agosto. Algunos colegios ponen también en marcha este tipo de actividades. Instituciones privadas y deportivas de gran prestigio aprovechan el estío para trabajar con jóvenes y, de esta forma, darse a conocer sobre el terreno y difundir sus valores.

Un campus de verano es, ante todo, una manera de socializar, de hacer nuevos amigos, de emplear más tiempo en actividades del gusto de los más pequeños, de hacer deporte y de pasar los días de verano ocupados con una rutina que haga más llevadera la gran cantidad de tiempo libre que los niños tienen a su disposición. Son, en resumidas cuentas, una escuela de vida más allá de las aulas donde la diversión y los juegos son el hilo conductor.