El pasado 4 de junio, 56 centros educativos asturianos participaron en la jornada de clausura del Contrato Programa, un proyecto de apoyo a la acción educativa que tiene entre sus finalidades la búsqueda del éxito educativo de todo el alumnado y la prevención del abandono educativo temprano.

Más allá de los aspectos formales que representa el acuerdo entre la Consejería de Educación y Cultura y los centros educativos, el Contrato Programa es un espacio de reflexión conjunta en torno a un marco de referencia común que integra todas las actuaciones que se llevan a cabo para alcanzar un importante reto: lograr la presencia, la participación y el éxito educativo de todo el alumnado.

En el marco de este acuerdo, los centros docentes se comprometen a abordar un proceso de evaluación interno y, en función de los resultados obtenidos, elaborar un plan de mejora a implementar en un ciclo de tres años, así como crear las estructuras necesarias para su desarrollo. La Administración educativa, por su parte, se compromete a acompañar a los centros en ese proceso proporcionando formación y asesoramiento así como recursos económicos para poner en marcha el plan de mejora.

¿Cómo se accede al Contrato Programa?

Desde la Consejería de Educación y Cultura se oferta cada año una convocatoria pública abierta a una veintena de centros en la que se establecen como requisitos: el apoyo del Consejo Escolar y del Claustro a la iniciativa del centro y el compromiso de crear un equipo impulsor en el centro para coordinar y dinamizar el proceso de cambio.

El Contrato Programa surgió en el curso 2011-2012 y a fecha de hoy ha pasado por tres ciclos de mejora, cada uno de ellos con una línea prioritaria de actuación en los centros: convivencia y participación (2011-2013), innovación curricular (2012-2016) y promoción de la equidad (2017-2020). A lo largo de estos años han pasado por el Contrato Programa 121 centros y en el curso 2018-2019 ha llegado a más de 15.000 estudiantes y de 1.600 docentes. Para el próximo curso iniciarán su andadura 16 centros más.

El Contrato Programa tiene sus raíces en el modelo de escuela inclusiva que busca presencia, participación y progreso de todo el alumnado así como reconocer las barreras que este encuentra en su aprendizaje para transformarlas en facilitadores en esos mismos planos.

Para ello los centros abordan un proceso que permite desarrollar culturas, políticas y prácticas inclusivas:

Creando culturas sobre la base de valores como: igualdad, participación, colaboración, respeto a la diversidad, sostenibilidad, etcétera, que ayuden a establecer los principios que guían todas las actuaciones que se llevan a cabo en el centro.

Estableciendo políticas de organización y gestión que, teniendo como referencia los citados valores, permitan crear un marco único para dar respuesta a la diversidad de todo el alumnado, asegurando la presencia, a participación y el progreso de todo el alumnado.

Desarrollando prácticas inclusivas en el aula y en el centro que facilitan el desarrollo personal, académico y social de todo el alumnado, a través del currículo de las materias y de la acción tutorial.

¿Cómo lo abordan?

A partir del conocimiento de la realidad y características del contexto y teniendo en cuenta a toda la comunidad educativa, cada persona desde su posición y responsabilidad, siempre poniendo el foco de atención en el alumnado, que es el principal protagonista de sus aprendizajes.

Cada centro que participa en el Contrato Programa constituye un equipo impulsor cuyos integrantes adquieren el compromiso de dinamizar, planificar y gestionar todo el proceso, asegurando la presencia, participación y progreso de todo el alumnado.

La forma que adoptan para conocer la realidad del centro no es otra que hacerse preguntas en torno a tres cuestiones clave: ¿Qué entendemos por un centro promotor de equidad? ¿Cómo es la realidad de nuestro centro? Y ¿cómo queremos que sea nuestro centro?

Para realizar esta tarea cada centro cuenta con apoyo y asesoramiento, a través de un programa de acompañamiento que pone en marcha la Consejería de Educación y Cultura con la colaboración de la Universidad de Oviedo y que incluye dos líneas de actuación:

Sesiones de trabajo conjuntas de todos los centros para abordar y analizar diferentes actuaciones y crear una red de apoyo intercentros. En estas sesiones se acuerda el plan de actuación, se dan pautas para abordar cada una de las fases del programa, se conocen y analizan experiencias, etcétera.

Formación del profesorado en el centro con el apoyo de la Red de Formación del Profesorado (CPRs).

El conocimiento de la realidad de cada centro es una tarea compleja por lo que la Consejería de Educación y Cultura pone a disposición de los responsables del equipo impulsor herramientas para abordar la autoevaluación y mejora que cada centro utiliza en función de sus necesidades y posibilidades.

Durante los dos últimos cursos se ha utilizado como referente la Guía para la Educación Inclusiva. Desarrollando el aprendizaje y la participación en los centros escolares (Booth, Aisncow), un conjunto de materiales de apoyo que abarca los diferentes ámbitos de un centro escolar incluyendo las actividades que tienen lugar en las aulas, en los pasillos, en los recreos y en los despachos.

A través de diferentes indicadores y preguntas se promueve el diálogo participativo y ayuda al centro a conocer sus necesidades y a establecer las líneas de mejora basadas en el aprendizaje y rendimiento de todo el alumnado, promovido a través de la colaboración y la respuesta a la diversidad.

A lo largo de este proceso se crean en el centro espacios de reflexión y dinámicas de participación que hacen aflorar los principios y valores que guían todas actuaciones y las decisiones del centro, al tiempo que permiten establecer y abordar los cambios necesarios para el logro de los objetivos propuestos a partir de la evaluación.

Así, se abordan cuestiones que tienen relación el modelo de escuela inclusiva, por ejemplo: cómo construir comunidad, cómo establecer los valores inclusivos, cómo lograr un centro escolar para todas y todos, cómo organizar la respuesta a la diversidad, como construir un currículo para todos y todas, cómo orquestar el aprendizaje Para cada una de estas cuestiones generales se ofrecen otras preguntas más específicas para poder concretar y ajustar el análisis a la realidad de cada centro.

Esto permite analizar y valorar prácticas educativas de éxito que facilitan la participación de la comunidad educativa y poner en marcha políticas de organización y gestión así como prácticas de aula y de centro que persiguen una respuesta educativa personalizada en el marco de la equidad.

Para el establecimiento de políticas inclusivas, los centros, a través de la reflexión, el dialogo y la participación, buscan estrategias de organización y gestión que resulten sostenibles en el tiempo. De este modo, abordan el conocimiento y la experimentación de actuaciones educativas de éxito que facilitan la apertura del centro a la comunidad y la participación de sus miembros a través de prácticas relacionadas con el aprendizaje compartido, por ejemplo: asambleas, tertulias dialógicas, grupos interactivos, etc.

El desarrollo de prácticas inclusivas en el marco del Contrato Programa busca la puesta en marcha de experiencias educativas que permitan incluir ajustes razonables para facilitar la presencia, participación y progreso de todo el alumnado. Incluye tres líneas de actuación relacionadas con proporcionar al alumnado múltiples formas de representación, múltiples formas de acción y expresión y diferentes maneras de implicarse en los aprendizajes.

¿Qué hemos aprendido?

Tras casi ocho años de recorrido y a punto de abordar la última etapa del tercer ciclo del Contrato Programa, la Consejería de Educación dispone de datos que permiten apuntar los logros alcanzados y los retos por conseguir.

Entre los primeros se encuentran los siguientes: Se ve incrementado el grado de participación e implicación de los equipos directivos y del profesorado en los procesos de cambio; se crean en los centros culturas de reflexión y trabajo en equipo relacionadas con los procesos de autoevaluación, organización y gestión; y se abren puertas a la innovación desde el centro, rompiendo inercias y conectando ideas para dar lugar a programas de mejora. Entre los retos a conseguir por parte de los centros destacan: gestión óptima de tiempos de reflexión y toma de decisiones; acabar con la resistencia al cambio de la comunidad educativa frente a culturas de equidad; y con las barreras que impiden dar continuidad a los cambios y tienen que ver con la movilidad del profesorado y el compromiso con el centro (sentimiento de pertenencia).