La actividad física es, junto con una alimentación equilibrada, la base de un estilo de vida saludable. Hoy en día, todo el mundo es consciente de la importancia del ejercicio, pero quizá muchos no sepan los beneficios añadidos que tiene en el desarrollo físico y emocional si se empieza a practicarlo en la infancia. Inculcar a los niños este hábito desde muy pequeños no sólo favorece su desarrollo físico y cognitivo, sino que también les convierte en personas más sanas y felices. Y también con mejor rendimiento académico. Así lo ha demostrado un estudio llevado a cabo por la Universidad de Granada que ha salido recientemente a la luz, el cual concluye que la práctica deportiva está ligada a un mayor volumen de la materia gris en numerosas áreas del cerebro. La investigación, publicada en la revista científica "Neuroimage", forma parte de un proyecto internacional desarrollado conjuntamente por el Instituto Mixto Universitario de Deporte y Salud y el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad granadina.

El ensayo, que incluyó a 2.038 niños y adolescentes españoles entre 6 y 18 años de edad, buscaba averiguar si existe relación entre una mejor forma física de los niños y el desarrollo de su cerebro, y los estudios han determinado que sí. Los científicos han confirmado que los niños con una mejor condición física tanto aeróbica como motora tienen un mayor volumen de materia gris en numerosas áreas del cerebro, por lo que se determina que "la condición física de los niños puede influir en su estructura cerebral, lo que a su vez puede determinar su rendimiento académico".

La capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza muscular y la capacidad motora tienen diferentes efectos sobre el cerebro y, por lo tanto, sobre el rendimiento académico: A este respecto se ha visto que la capacidad motora es la que más influye en el desarrollo cerebral, ya que está asociada a un aumento de la materia gris en regiones cerebrales relacionadas con el aprendizaje, la función ejecutiva y los procesos motores y visuales.

En cambio, la asociación aislada entre una mayor capacidad cardiorrespiratoria y un mayor rendimiento académico no fue tan evidente. Sin embargo, sí se ha visto que los niños y adolescentes con niveles más bajos de capacidad cardiorrespiratoria y motora tenían un rendimiento académico más bajo. Y en cuanto a la fuerza muscular, parece que no se ha encontrado una asociación independiente con el aumento del rendimiento académico.

Para la autora principal de este estudio, Irene Esteban-Cornejo, "tener altos niveles de aptitud cardiorrespiratoria y motora puede, hasta cierto punto, reducir el riesgo de fracaso escolar. Por lo que se deben hacer esfuerzos para promover las actividades físicas para niños y adolescentes que incluyan ejercicios aeróbicos y tareas motoras para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y motora, mejorando así el desarrollo académico".

Cada vez surgen más estudios que hablan de las bondades del ejercicio físico en la infancia. Y es que realizar deporte no sólo previene la obesidad, el acoso escolar o el desarrollo de ciertas enfermedades, sino que es una excelente forma de mantener el cerebro activo y, tal y como hemos visto, de mejorar el rendimiento escolar.

Algunos beneficios del deporte en la infancia

-Aprenden a seguir reglas y a crear hábitos.

-Se socializan y mejoran sus habilidades para relacionarse.

-Aumentan sus habilidades motoras.

-La actividad física favorece su desarrollo físico, con el crecimiento de sus huesos y músculos, además de permitir corregir algunos defectos físicos.

-Duermen mejor.

-Les aleja del sedentarismo, reduciendo el tiempo que dedican a la televisión y los videojuegos.

-Son más sanos, pues la práctica regular ejercicio físico les aporta los mismos beneficios para el organismo que a los adultos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una hora de ejercicio físico moderado al día, para niños entre 5 y 17 años, pero también señala que incrementar el tiempo dedicado a su práctica únicamente aporta beneficios para su salud. En los más pequeños los deportes aeróbicos son los más adecuados, pues les ayuda a desarrollar su coordinación, elasticidad, equilibrio y sentido del ritmo (artes marciales, paseos en bicicleta, juegos en el parque, excursiones, etcétera).

A partir de los 7-10 años, los deportes de equipo y la competición pueden suponer un estímulo muy adecuado, fomentando el esfuerzo, la disciplina y la competitividad, al tiempo que les permite instaurar el hábito del ejercicio físico y mantenerlo cuando sean mayores.

Por todo ello, la responsabilidad de los padres es la de motivarles desde muy pequeños, incluso desde los 2 años, jugando con ellos, enseñándoles a conocer algunos deportes practicándolos juntos. Más adelante serán ellos los que elijan cuál es el que más les gusta. Lo importante es que crezcan con la inquietud por desarrollar alguna actividad física y, si es con otros niños, mejor.

No hay un deporte mejor que otro. Lo importante es que el pequeño se sienta a gusto y se divierta con el que ha elegido, aunque para los padres suponga el esfuerzo de llevarlos y acompañarlos al lugar donde lo practican. En este sentido, es importante que la práctica de un deporte esté supervisada por un especialista (entrenador o profesor) con el fin de marcar sus límites y evitar excesos que puedan resultar perjudiciales.