Mujer todoterreno, madre incansable y desde el inicio del curso profesora del departamento de Educación Física del Colegio Internacional Meres, Delia Georgina Alonso (Gijón, 1985) comenzó su andadura profesional en el ámbito de la enseñanza después de años recorriendo el mundo dedicada a su gran pasión: el deporte.

La joven asturiana estudió Magisterio por Educación Física en la Facultad Padre Ossó y gracias a su buen expediente fue becada para continuar sus estudios en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde se licenció en INEF. Siempre vinculada al deporte, empezó desde muy joven a competir en natación con el Real Grupo Covadonga, actividad que le permitió trabajar como vigilante en la playa gijonesa de San Lorenzo. Allí conoció al que hoy es su marido, con quien no dudó en embarcarse en busca de nuevas experiencias por diferentes puntos del planeta.

Su primer destino fue Hawai. Llegó sin saber inglés, pero gracias a su marido, que es licenciado en Turismo y dominaba el idioma, y a su buen currículum no le fue difícil encontrar un trabajo en el programa internacional de una asociación americana como coordinadora de actividades deportivas. Esta asociación, que se dedica a la organización de campamentos para colegios tanto públicos como privados, le permitió dirigir a niños de todas las edades en diferentes actividades como piragüismo, escalada, surf... "Estos años fueron muy enriquecedores porque el verdadero paraíso no es aquel que te rodea, sino que está hecho de las personas que tienes alrededor", comenta.

Tras dos años y medio decidieron cambiar de aires, aunque continuaron trabajando para la asociación, en este caso en Nueva York, donde residieron año y medio organizando actividades en la zona de los Grandes Lagos y Massachusetts. Retornaron a Hawai pero no tardaron mucho en mudarse de nuevo. Su destino, la lejana Nueva Zelanda, donde trabajaron echando una mano a un buen amigo en una granja agrícola. Desde allí fue mucho más fácil para Alonso moverse a Australia para probar por unos meses como monitora de surf en la empresa de otra conocida. Posteriormente, entre otros empleos, fueron guías turísticos para la empresa Gadventure y National Geographic, los cuales les permitieron descubrir lugares como la Toscana o Marrakech.

Un estilo y ritmo de vida que cambió cuando ella se quedó embarazada de su hija Daniella. Ambos decidieron poner freno y volver a sus raíces, a Asturias. Durante tres años Alonso estuvo dedicada a la crianza de su pequeña y en este curso escolar ha comenzado una nueva etapa de su vida, la de la enseñanza de las ciencias del deporte, el ejercicio y la salud. "Durante estos tres años me replanteé mi vida y aunque viajar es mi pasión, a día de hoy nuestra vida está aquí ahora", señala. Le gusta la docencia y la oportunidad de poder enseñar a los niños su pasión por el deporte, la salud y la nutrición a través de sus experiencias en el extranjero que les dará una visión mucho más amplia de lo que es la educación física.

Confiesa que lo que más le ha llamado la atención en el Colegio Internacional Meres es que "la educación física va más allá del deporte. Engloba otros aspectos como la anatomía, fisiología o los primeros auxilios", por no hablar de la gran suerte que tienen de contar con cocina propia y un menú elaborado por un nutricionista. "Si bien dentro de la asignatura de Educación Física la nutrición es parte importante, los alumnos deben valorar el hecho de comer sano y rico. Algo que jamás me he encontrado en los sitios en los que he trabajado".

Alonso no duda en destacar que los alumnos del centro "tienen una oportunidad única de profundizar en la asignatura y apasionarse por el deporte", algo que ella no tuvo en su momento. Asimismo, considera que el que los alumnos de Bachillerato tengan ocasión de ser examinados en el propio centro por la Cruz Roja para la obtención del título de Primeros Auxilios y Socorrismo es "marcar la diferencia en relación a otros centros educativos". Una excelencia, la de este colegio, que se refleja en todos los ámbitos.