El pasado 2 de mayo se celebró el Día Internacional Contra el Acoso Escolar, una jornada que invita a la reflexión acerca de un problema que va a más a pesar de que hace dos meses que se han suspendido las clases presenciales. Y es que el confinamiento ha trasladado el "bullying" a las redes sociales, lo que agudiza el sufrimiento de quien lo padece, al extenderlo más allá del grupo íntimo y convertirlo en anónimo, continúo y prolongado en el tiempo. Sus principales víctimas suelen ser estudiantes del colectivo LGTBI, con discapacidad, con algún rasgo étnico o con escaso nivel económico.

Esta es la alerta que ha lanzado Amnistía Internacional coincidiendo con el Día Internacional contra el Acoso Escolar, una jornada en la que la ONG Aldeas Infantiles ha advertido de que el uso de internet de los menores españoles ha aumentado un 10 % durante la cuarentena y la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) ha prevenido de que "el acosador que antes estaba en el patio ahora está en Instagram".

Aldeas Infantiles basa sus datos en el estudio que Qustodio -una herramienta de control parental con dos millones de usuarios en el mundo- realizó la primera semana del confinamiento entre los menores españoles y advierte de que "a mayor tiempo de conexión a internet, mayor riesgo de sufrir acoso".

La ONG destaca que las cifras oficiales de acoso escolar oscilan entre el porcentaje del 3,8% que facilita el ministerio de Educación y el 10% de Unicef -entre los 8,2 millones de alumnos de enseñanzas generales en España-, mientras que Amnistía Internacional subraya que la Fundación Anar indica que uno de cada cuatro casos de acoso se da en el entorno digital.

Por todo ello, responsables de estas ONG piden más medios para acabar con este acoso y reclaman más información porque mucha gente lo hace sin pensar, creyendo que es una broma. Es su opinión, es importante que se refuercen las medidas preventivas y de protección existentes con campañas institucionales de información a los afectados.

"El acoso escolar no termina en las aulas y es posible que continúe en los grupos de trabajos o clases de internet que tienen lugar durante el confinamiento", alertan, además de insistir en que, durante la pandemia, se deben extremar las medidas de protección de los alumnos que llevan tiempo en el punto de mira de los acosadores.

Baja autoestima, depresión y bajo rendimiento

Existen una serie de consecuencias que deben tenerse en cuenta y que afectan a los que sufren esta lacra. Entre ellos, la baja autoestima, que puede empezar en la niñez y prolongarse durante la vida adulta, o el bajo rendimiento. El niño no rinde igual, empieza a sacar malas notas y tiene un retraso en cuanto a aprendizaje en materias y contenidos. A su vez, cuando el "bullying" ha sido algo intenso durante años, quienes lo han sufrido acaban por no confiar en nadie. También pueden darse episodios de depresión y fobia social. Y sentimientos de odio y venganza.

Jornada impulsada en 2013

Definido como "un enemigo silencioso que se nutre de tres venenos: la soledad, la tristeza, el miedo", este día internacional surgió en el año 2013 a partir de la presentación de la ONG Bullying Sin Fronteras, y la Unesco la aprobó el mismo año. El objetivo: ayudar a la concienciación de este problema. Posteriormente, fue reconocido oficialmente por el Parlamento español, el Senado argentino y el Parlamento uruguayo. "Este Día Internacional hace un llamamiento a dar un paso fundamental en la ambición de prevenir y eliminar la violencia y el acoso escolares, incluido el ciberacoso. Sabemos qué funciona; desde el compromiso fuerte y la colaboración sólida entre los socios y las comunidades, hasta la mejora de los datos, la formación de los docentes y los entornos escolares positivos. Es hora de aplicar plenamente estos métodos para que podamos poner fin a la situación devastadora de la violencia escolar", afirmó Stefania Giannini, subdirectora general de Educación de la Unesco.