Tras meses de confinamiento, la desescalada y todo lo aún queda por vivir con respecto a la pandemia, son muchos los que se han marcado como objetivo pasar un verano relajados y sin estrés, aunque en ocasiones es incompatible con tener hijos. Niños y adolescentes también han pasado por la crisis sanitaria del coronavirus igual que los adultos, han vivido «encerrados» durante casi tres meses, no han podido acabar las clases y tampoco, han podido despedirse de sus compañeros. Todo ello implica que, aunque seguro que tienen ganas de disfrutar de las vacaciones de verano igual que sus padres, es posible esas ganas se traduzcan en más nerviosismo, deseos de jugar y de estar más rato en la playa. Si se quiere disfrutar del periodo estival, en familia y sin sobresaltos, son cuatro las claves del éxito.

1. Organizar bien las vacaciones. Si la familia decide irse de vacaciones, este verano más que nunca es fundamental organizarlo todo bien. Será mejor elegir un destino al que ir de vacaciones con niños y que sea algo atractivo para ellos, y también, como no, hablar con ellos para explicarles claramente todas las medidas de seguridad e higiene que se van a tener que seguir tanto en el viaje como a la hora de llegar al destino.

2. Dedicarse al descanso propio y al de los niños. Nada más. Si realmente se desea pasar unas vacaciones tranquilas con menores, es importante que estas se organicen centrándose en el descanso de la familia. No será entonces recomendable irse de vacaciones con otros miembros de la familia o con familias de amigos. Para un verano sin estrés a pesar de los niños, es mejor que el núcleo familiar viaje solo y que puedan pasar tiempo juntos sin que nadie les moleste.

3. Desconectar realmente de todo. Una cosa es estar pendiente del móvil o del correo electrónico de forma puntual durante las vacaciones y otra no acabar de desconectar del todo; algo que los niños van a notar, lo que se traducirá en que deseen llamar más la atención y no solo eso, ya que en el caso de que estos ya tengan móvil es posible que no quieran soltarlo ni un momento. Es mejor centrarse solo en disfrutar del sol, del verano, y de la familia.

4. Crear reglas incluso en vacaciones. De la misma manera que se organizaron rutinas con los niños durante el confinamiento, no está de más hacer algo parecido durante las vacaciones, aunque siempre recordando que se trata de un momento de disfrute. No es necesario poner horarios a todo y seguro que será buena idea hacer planes inesperados que diviertan a los niños, pero en el caso de tener que acudir a lugares turísticos o monumentos, e incluso ir a la playa y encontrar sitio, es mejor organizarse correctamente.

Los camping, al alza

Según los expertos en turismo, el coronavirus ha provocado un aumento de solicitudes para disfrutar de las vacaciones en lugares como los camping. Alquilar una caravana o una roulotte para la familia y acudir a un camping como era costumbre hace años, vuelve a ser tendencia, pero en el caso de ir con niños muy pequeños deben tenerse en cuenta algunas cuestiones. No hay que olvidarse que un camping no es lo mismo que un hotel y puede que a los niños les cueste un poco adaptarse o pongan pegas ante la falta de algunas comodidades.

Los principal es elegir cuidadosamente el lugar donde ir de camping, evaluando tanto el paisaje circundante como la ubicación, preferiblemente lejos de carreteras, ferrocarriles u otras fuentes de ruido. Será bueno elegir además un lugar en el que se garantice la presencia de árboles que serán imprescindibles para disfrutar de sombra por la mañana o en las horas más calurosas del día. Por otro lado, este año será esencial la elección de un camping en el que se tengan en cuenta las medidas de higiene y que se pueda garantizar la distancia de seguridad de 1,5 metros con respecto a otras familias. Debe optarse por un camping en el que no falte de nada -baños, piscina, minimercado, etcétera- y acampar cerca de grupos de personas tranquilas, no aquellas que pueden ser demasiado ruidosas y tal vez molesten a los niños en las horas en las que se encuentran durmiendo.

Es importante también involucrar a los niños en las elecciones, asignándoles pequeñas tareas para llevar a cabo de forma independiente -preparar la mochila, recoger leña para el fuego, armar las tiendas del camping una vez se haya llegado, etcétera-, y así se sentirán protagonistas de la aventura que están a punto de vivir.

En cuanto al equipamiento, es importante llevar el equipo esencial y los accesorios inevitables para unas vacaciones de camping con los niños, es decir: una bomba o batería para inflar y desinflar los colchones, sábanas de seda que no retienen la humedad y aseguran un mejor sueño, especialmente si se está acampando cerca de lagos, ríos o vías fluviales; una pequeña cómoda de plástico o un pequeño baúl donde se pueda almacenar todo lo que se necesita para la cocina y los juguetes de los niños, una pequeña carpa para ser utilizada como refugio en caso de lluvia o viento fuerte, un protector solar de alta protección, linternas, spray antimosquitos, un botiquín de primeros auxilios y una batería.