Idesa se ha convertido en una de las empresas más reconocidas y respetadas en el diseño, fabricación y suministro de equipos estáticos y modulares en todo el mundo. Fundada en 1993 como una oficina técnica y comercial para apoyar a los talleres de fabricación locales en el negocio de Oil & Gas, los valores de Idesa se basan en su fuerte compromiso con la seguridad, la calidad y la competitividad de sus productos. Este compromiso es cumplido por todos y cada uno de los empleados con el objetivo de asegurar la satisfacción de los clientes.

La compañía es hoy una de las principales proveedoras de equipos de grandes dimensiones tales como tambores de coque, columnas de vacío, fraccionadores, reactores y unidades FCC & FCK, así como por sus servicios en paradas y reparación de equipos de alto valor añadido. Su posición de liderazgo en el mercado se debe no solo a su recurso humano y capacidad técnica, sino también a la ubicación de sus instalaciones productivas en Avilés, a solo un kilómetro del puerto, lo que permite el acceso directo desde la planta a la embarcación sin limitaciones de transporte. Desde mayo de 2014 la empresa forma parte del Grupo Daniel Alonso (GDA), especializado en el procesamiento del acero y las energías renovables, con sedes en seis países y más de 1.700 empleados.

El objetivo de la compañía es seguir siendo un líder global en la fabricación de bienes de equipo para los sectores del petróleo, gas y petroquímico, mediante la aportación de soluciones y servicios competitivos a su cartera de clientes, compuesta mayoritariamente por las principales compañías energéticas mundiales, así como las grandes compañías epecistas que habitualmente ejecutan los proyectos para las primeras. Los efectos de la actual crisis sanitaria impactaron con dureza en la mayoría de esas grandes compañías, tras el colapso de las cotizaciones del crudo por el desplome de la demanda, lo que provocó la reducción de sus planes de gasto previos a la pandemia y la ralentización o cancelación de nuevos proyectos o la suspensión de otros ya en curso, tal como explica el director general de la Compañía.

Módulos del buque FPSO “Blue Eagle” de IDESA

Además del impacto sobre el mercado, otros efectos de la pandemia tales como los confinamientos y la reducción de la movilidad, han obligado a maximizar el uso de las tecnologías digitales para mantener las acciones comerciales a escala global, al tiempo que se adoptan y mantienen medidas para reducir los riesgos de contagio en oficinas y talleres. Simultáneamente, se detecta un fortalecimiento de los proyectos en energías renovables: solar, eólica terrestre y marina, biocombustibles y más recientemente, en la producción de hidrógeno. Por ello, Idesa está siguiendo las oportunidades que se puedan presentar en alguno de estos sectores, especialmente gas natural, eólico marino e hidrogeno, que puedan complementar la caída coyuntural de su mercado tradicional.

En cuanto a los factores que han contribuido a forjar un proyecto tan exitoso. Fuentes de la empresa indican que no hay uno solo, sino la evolución de muchos, “lo que contribuye a nuestra posición internacional: la orientación al cliente, cumpliendo en calidad y plazo sus expectativas en el proyecto, la fiabilidad y la confianza ofrecida a clientes y proveedores manteniendo una estricta conducta ética, nuestra capacidad tecnológica y de innovación, el trabajo en equipo, el respeto y la vigilancia por la seguridad en el trabajo y el medio ambiente. Cuando hay que competir en un mercado global, es absolutamente imprescindible la competencia en todas esas facetas, no solo en la técnica, pues así es exigido por la mayoría de los clientes. Las acciones y políticas anteriores se han de reflejar en el resultado de todos y cada uno de los proyectos, lo que permite sostener de forma continuada la credibilidad como compañía. Finalmente, la ambición por crecer y fabricar nuevos productos, así como intentar anticipar las necesidades del futuro contribuyen a mantener nuestra posición de liderazgo”, aseguran.

El director general está convencido de que las energías renovables o con menor huella de carbono constituyen ya una realidad y sin duda cobrarán aún mayor protagonismo en las próximas décadas. “Ahí están los planes de acción elaborados por muchos gobiernos y compañías energéticas como un camino sin retorno”. El director general adelanta que frente a las tecnologías que son una realidad: hidráulica, solar, eólica terrestre o marina y biomasa, que continuarán su imparable curva de optimización energética y de reducción de costes, se desarrollarán nuevas tecnologías, en el campo de la recuperación del carbono producido, alternativas de movilidad o almacenamiento de energía. “El petróleo y los gases seguirán jugando un papel primordial en las décadas futuras por sus múltiples usos industriales, pero irán acompañados progresivamente por medidas cada vez más restrictivas en cuanto a la liberación de posibles productos nocivos para el medio ambiente”, asegura.