El medio rural es el corazón de Asturias. En este amplio y variado espacio confluyen actividad y modos de vida forjados por siglos de labor y tradición. Ese territorio está hoy en el punto de mira por su amplio potencial y por las dificultades que sus habitantes encuentran a veces para trabajar y vivir en un entorno al que el medio urbano sigue mirando con recelo, aunque parece que las cosas, poco a poco, van cambiando.

El sector lácteo y los quesos, la producción de carne de ternera basada en las razas autóctonas asturiana de los valles y asturiana de la montaña; la sidra con denominación de origen; las producciones ecológicas que encuentran en el territorio asturiano un caldo de cultivo ideal; las entidades bancarias que nacieron de y para el campo; escuelas como la de Luces (Colunga), en la que se forman futuros ganaderos y agricultores, y el programa de desarrollo rural Leader, que ha cambiado la cara a cientos de aldeas asturianas y ha propiciado todo tipo de proyectos ligados al territorio, conforman un apasionante escenario. Para calibrar la importancia económica de la rama agroalimentaria en la región, basta echar un vistazo a los datos. Las empresas que forman parte del sector agroalimentario asturiano mueven de forma anual unos 2.000 millones de euros, lo que equivale al 20 por ciento del PIB del Principado. 

Una asignatura pendiente es la exportación, aunque se van dando pasos certeros

Una de las asignaturas pendientes es la exportación, aunque en los últimos años han ido dándose pasos certeros, como lo atestigua la creciente presencia de productos asturianos en mercados internacionales. No sería justo olvidar experiencias pioneras en el mundo cooperativo, como la de Central Lechera, una de las marcas lácteas más valoradas de Europa; o el holding creado por el empresario Francisco Rodríguez con ILASReny Picot, presente desde hace años en países como Estados Unidos. Desarrollar negocios ligados al territorio es una de las vías para atraer pobladores y cuidar a los que están. En unos momentos en los que el campo aboga por la unión para negociar precios y hacer valer su voz, también es reseñable la experiencia de Campoastur, la unión de varias cooperativas que se ha consolidado como un vivero de ideas y nuevos servicios para los ganaderos. La realidad invita a poner los pies en la tierra, y si bien es cierto que Asturias empezó el año con 112 ganaderías menos de leche y que en el Principado quedan poco más de 1.700 ganaderos lácteos, según datos del Informe de Declaraciones Obligatorias del Sector Vacuno de Leche, publicado por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), también es destacable que la producción se mantiene, aun con la extinción del régimen europeo de cuotas. 

Línea de envasado de leche

Faltan jóvenes que se incorporen al campo porque, entre otras cosas, el trabajo requiere una gran dedicación y mucha vocación. Hacerlo atractivo será una cuestión de rentabilidad, incluso de prestigio social. Hay que perder el pudor a decir que uno es agricultor o ganadero. El sector ha evolucionado y está lleno de profesionales muy bien formados. La gente del campo reivindica el reconocimiento de la importancia de su labor, como ocurre en otros países de Europa. También es necesario huir de la idea del campo como “hobby rural de fin de semana”. Estamos ante un sector industrial y económico en toda regla, y donde hay economía hay territorio, según dicen quienes conocen bien el campo.

Buscar alternativas en la transformación de las materias primas es un filón aún por explotar en Asturias. Las marcas de calidad refrendadas por Europa y la etiqueta “Alimentos del Paraíso”, puesta en marcha por el Principado, son una buena muestra de que los productos asturianos gustan y son valorados dentro y fuera de la región.

Obtener mayor valor añadido de los cultivos y desarrollar negocios ligados al territorio es, en estos tiempos en los que tanto se habla de pueblos deshabitados o semivacíos, una de las pocas formas de atraer población y de lograr que los que están no se vayan y no caigan en el desánimo. Los retos son muchos y la ilusión también. Nada se consigue sin esfuerzo, tesón y unión. El campo es cosa de todos, como lo es construir un futuro brillante. Aunque las dificultades no pueden obviarse, no es menos cierto que el sector agrario aún cuenta con el respaldo de la Política Agrícola Comunitaria (PAC), con un presupuesto de 387.000 millones de euros, de los que 47.724 son para España.