Bilbao

El portavoz del PNV, Iñigo Urkullu, afirmó ayer que «los sentimientos no se imponen por mucho que una ley obligue el ondeo de banderas», en referencia a la sentencia del Tribunal Supremo por la que emplaza al Gobierno vasco a colocar la enseña española en todas sus sedes.

Urkullu manifestó que la resolución del Supremo «se refiere sólo a las instalaciones de Arkaute y, en este sentido, el Gobierno vasco ya ha dicho que cumplirá la decisión del Tribunal». No obstante, advirtió de que todavía hay «otros recursos pendientes». «Aquí hay un pueblo que tiene un sentimiento mayoritario y eso no va ser ni siquiera condicionado por una imposición de una legislación», subrayó.

«Veremos a ver en el tiempo, cuando todavía hay pendientes de resolución algunos recursos presentados por las instituciones vascas, lo que es más conveniente», concluyó Urkullu.

María San Gil, del PP, manifestó que el PNV «cree que quitando las banderas de la nación niega la pertenencia de Euskadi a España» y añadió que «cumplir la ley en el País Vasco es a veces una anormalidad». San Gil denunció que «la ofensiva nacionalista, con ETA a la vanguardia, nunca ha estado tan sustentada por el Gobierno de Zapatero» como ahora.

El PP denunció ayer la aparición de pintadas amenazantes contra su portavoz en el Ayuntamiento vizcaíno de Guecho, Marisa Arrue. Las pintadas, con su nombre en una diana, aparecieron el 28 de julio en la calle coincidiendo con las fiestas de San Ignacio y ya han sido borradas. El colectivo Manos Limpias denunció ante la fiscalía la colocación de un pancarta en la que se instaba a ETA a asesinar ertzainas.

Por último, Batasuna consideró que las declaraciones del líder del PNV, Josu Jon Imaz, sobre el fracaso de las negociaciones entre abertzales, peneuvistas y socialistas evidencian que los nacionalistas «no están en posición de priorizar ningún tipo de resolución del conflicto», y también que en Loyola hizo «piña» con el PSOE a la hora de «plantar cara» a la exigencia de Batasuna de que «los vascos puedan decidir».