Madrid

Mariano Rajoy comunicó a los miembros del PP la marcha de Zaplana de la política durante la reunión del grupo parlamentario y, a su salida, lo describió como «un extraordinario» portavoz. «Lo ha hecho muy bien y ahora espero que siga colaborando con nosotros en la medida que le sea posible con esta responsabilidad que él ha elegido», añadió.

Ángel Acebes definió como «magnífico» el trabajo de Zaplana y respondió con un lacónico «no lo sé» cuando le preguntaron si otros diputados iban a seguir el ejemplo del ex portavoz.

Su sucesora en el cargo, Soraya Sáenz de Santamaría, enfatizó que la pasada legislatura fue «muy importante» y «muy difícil en muchos temas que no eligió el PP». En este sentido, advirtió de que su partido hará oposición «igual» que la que desarrolló Zaplana y será «firme en los temas que así lo requieran». En el PP lo «echaremos de menos», concluyó.

Sólo la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, se salió de la línea oficial del partido y consideró «una muy mala noticia» la marcha de Zaplana, porque «España no está sobrada de personas de su experiencia y de su valía». «Fue el artífice de que la Comunidad Valenciana se convirtiera en una de las regiones más prósperas, más abierta, más dinámica y más emprendedora», añadió. El número dos de Aguirre, Francisco Granados, remachó: «El PP tiene una deuda impagable con él». Su rival valenciano, Francisco Camps, le deseó lo mejor.

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Desde el PSOE, tanto José Blanco como José Antonio Alonso se limitaron a expresar su «respeto» por la decisión de Zaplana de abandonar la política. Sin embargo, Alfonso Guerra fue un paso más allá y dijo que «se veía venir», pues «los dirigentes conservadores» utilizan la política como una forma de obtener «estatus o prestigio social». Así, una vez que su grupo no los considera «donde ellos creen que deben estar» escogen «el camino de hacer dinero», remachó.

Gaspar Llamazares declaró que no le gustan «estos túneles oscuros entre la política y las empresas públicas privatizadas». «Da la impresión de que existe una colisión entre las empresas privatizadas y el ámbito de la política que habría que evitar». Josep Antoni Duran i Lleida, de CiU, dijo que su salida se presumía después de «haberle apartado o haberse apartado» de la dirección del PP. Joan Ridao, de ERC, consideró que «es una buena noticia».