Madrid, Efe

La decisiva contribución de Leopoldo Calvo-Sotelo a la consolidación de la democracia, con difíciles momentos políticos, como la intentona golpista del 23-F, fue destacada unánimemente por las altas magistraturas y dirigentes políticos, que califican al fallecido ex presidente como «un hombre de Estado».

El líder del PP, Mariano Rajoy, definió a Calvo-Sotelo como un «hombre de Estado» en su telegrama de pésame a su familia. «La pérdida de una figura de la calidad humana y la relevancia de un hombre de Estado como Leopoldo no puede sino sumirnos en la tristeza, al tiempo que nos obliga a mostrar el agradecimiento por el ejemplo vital y político que nos deja», dijo Rajoy, quien telefoneó al primogénito de ex preidente y acudirá hoy a la capilla ardiente.

Manuel Fraga puso el acento en que el finado resolvió bien la «tremenda responsabilidad de evacuar responsabilidades» por el intento de golpe de Estado. «Le echaremos mucho de menos», dijo.

El jefe del Gobierno, Rodríguez Zapatero, destacó que su mandato se desenvolvió en circunstancias particularmente difíciles para la libertad recién recuperada, pero «supo defender la dignidad del Estado, la supremacía de la Constitución y la observancia estricta de la ley».

El ex presidente Felipe González dijo de Calvo-Sotelo que practicó la política «con mayúsculas» siendo un ejemplo de «lealtad al Estado» y de honestidad «en momentos muy difíciles de nuestra reciente historia». Jordi Pujol puso de relieve que en una época «especialmente difícil» «salió adelante con la transición» y tuvo la «valentía de enfrentarse a los militares en un momento tenso».

El ex presidente Alfonso Guerra afirmó que la labor de Calvo-Sotelo quedará «siempre ligada a aquella gran operación de desmontaje del aparato de la dictadura». Gregorio Peces-Barba, ex presidente del Congreso, dijo que fue una «buena persona» y un demócrata que actuó con «seriedad, energía y sosiego» para superar la intentona golpista del 23-F.

Nicolás Redondo, ex secretario general de UGT, le recordó como «hombre afable, cultivado y con un profundo sentido del humor. Tolerante, tuvo pleno respeto a los sindicatos», y José Bono, presidente del Congreso, recordó que fue jefe del Gobierno en un momento «de cambio» y en «circunstancias adversas», algo que supo llevar con «serenidad, inteligencia y «firmeza». Para Llamazares, de IU, «merece ser recordado por su aportación a la democracia en un momento tan difícil».