Madrid

Cuando el presidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo decidió en 1982 convocar elecciones generales lo comunicó durante una reunión con sus más estrechos colaboradores.

Ante las reticencias de parte de los presentes preocupados por lo que consideraban un suicidio político de la UCD, Calvo-Sotelo zanjó el debate con la siguiente frase: «Si tenemos que tomar cicuta, tomémosla cuanto antes».