Madrid / Oviedo

Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa y «número dos» del PP por Madrid en las últimas elecciones generales, comunicó ayer a la dirección del Partido Popular su renuncia al acta de diputado en el Congreso. Su decisión no ha pillado por sorpresa a nadie, ya que él mismo había anunciado hace seis meses que, en cuanto pudiera, dejaría la política.

La renuncia del fichaje estrella de Mariano Rajoy para contrarrestar a Pedro Solbes se debe a «razones estrictamente personales. Manuel Pizarro mantiene su compromiso con el proyecto político del Partido Popular, su militancia en el mismo y ha mostrado su disposición a seguir participando de manera habitual en las actividades del partido», informó Génova.

Su salida es pactada y se produce ahora que no hace daño. Fuentes de la dirección popular dijeron que Pizarro había comunicado esta semana su decisión a Mariano Rajoy durante un almuerzo y que el líder del PP le agradeció su trabajo y valoró las «renuncias personales» que le supuso su salto a la política desde la empresa.

«Rajoy piensa seguir contando con la experiencia y con los conocimientos de Miguel Pizarro en su objetivo de lograr que las propuestas del partido sean reconocidas por la mayoría de los españoles como la mejor solución a sus problemas actuales», asegura el PP.

Pizarro, nacido en Teruel en 1951, fue presidente de Ibercaja entre 1995 y 2004 y estuvo al frente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros coincidiendo con los gobiernos del PP. En 2006, cuando era presidente de Endesa, protagonizó un duro enfrentamiento empresarial con el Ejecutivo de Zapatero al negarse a aceptar la fusión de la eléctrica con Gas Natural, participada por la Caixa.

Después de aquella «batalla» empresarial, en la que estuvo apoyado por el PP, Pizarro abandonó Endesa en 2007 y, al año siguiente, fue presentado como «fichaje estrella» por Rajoy para las elecciones generales de marzo de 2008. Concretamente, fue el «número dos» del PP por Madrid y defendió a su partido en el debate electoral con el entonces vicepresidente económico, Pedro Solbes, un duelo del que no salió bien parado.

Tras la derrota del PP, el papel de Pizarro fue diluyéndose y no fue promovido a cargos de dirección del partido. Muy llamativa fue la apuesta de Rajoy por Cristóbal Montoro para dirigir el área económica. Ahí comenzó la marginación de Pizarro, que acabó como portavoz del Grupo Popular en la Comisión Constitucional de la Cámara baja en julio de 2008 como consecuencia de los reajustes posteriores.

Su renuncia se daba por hecha desde hacía tiempo y los rumores se recrudecieron cuando se despejó la incógnita de la presidencia de Caja Madrid en favor de Rodrigo Rato. En julio del año pasado, Pizarro no pudo ser más claro: «En cuanto pueda me iré a mi casa, que es donde tengo que estar. Tampoco tengo mucho interés en estar en la política ni en hacer carrera».

Su fichaje levantó gran entusiasmo en el PP. Desde el PSOE, María Teresa Fernández de la Vega decía que el PP ponía rumbo a la derecha más dura; Carme Chacón lo acusa de «catalanofobia»; y José Blanco lo definía como «el tiburón del capitalismo que salió de la madriguera». José Antonio Alonso dijo ayer que él siempre ha respetado personal y profesionalmente a Pizarro. IU le pidió a Rajoy que analice el error de poner «un paracaidista en la política».