Madrid, Efe

La fiscalía respaldó ayer la petición del juez Baltasar Garzón de que se declaren nulas las resoluciones en las que el magistrado del Tribunal Supremo Luciano Varela pidió a Manos Limpias y a Falange que rectificaran sus escritos de acusación y solicitó que ambas sean expulsadas de la causa.

En un escrito dirigido a Varela, instructor de la querella contra Garzón por declararse competente para investigar los crímenes del franquismo, el fiscal añade que, una vez efectuada esa declaración de nulidad, los primeros escritos de acusación deberían ser rechazados por no ajustarse a lo que exige la ley, lo que llevaría al archivo de la causa abierta al juez de la Audiencia Nacional.

El ministerio público reclama la «nulidad radical y de pleno derecho» del auto dictado por Varela el pasado 20 de abril, en el que ordenaba a Falange Española de las JONS que subsanara los defectos advertidos en su escrito de acusación, y de la providencia notificada al día siguiente, en la que requería con el mismo objetivo al sindicato ultraderechista Manos Limpias.

El abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, alegó que esa «segunda oportunidad» dada a las acusaciones provocaba la «indefensión» de su representado, argumento que comparte la fiscalía, que subraya la «extraordinaria importancia» que en el proceso penal tiene el escrito de acusación.

El escrito dirigido a Varela añade que si bien está previsto que «los actos de las partes que carezcan de los requisitos exigidos por la ley serán subsanables en los casos, condiciones y plazos previstos por las leyes procesales», no existe una sola norma que permita o haga posible «un trámite de devolución del escrito de acusación por defectos formales» y «mucho menos» un plazo para corregirlos.

La fiscalía ironiza diciendo que los errores en los que incurrían los escritos de Manos Limpias y de Falange eran tan evidentes que «el fino olfato jurídico» de Varela le llevó a detectarlos «sin mayores esfuerzos» y a darles un plazo de 24 horas para corregirlos, que la segunda de estas partes no cumplió, lo que supuso su expulsión de la causa, que ha recurrido.

Garzón volvió ayer al Supremo para declarar como imputado por las escuchas del «caso Gürtel». Lo hizo durante cuatro horas y aseguró que ordenar intervenir las comunicaciones que mantuvieron en prisión los responsables de la trama con sus abogados era la «única vía» para evitar que ocultaran pruebas o se perdieran los fondos que manejaban. El juez, además, insistió en que al ordenar las escuchas su intención no fue conocer la estrategia de los letrados.