Nos situamos en el 19 de febrero de 2009 cuando el presidente de la Generalitat de Valencia, Francisco Camps, compadecía con carácter de urgencia ante la prensa, para "desmentir" cualquier implicación en la supuesta trama de corrupción que investiga el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.

En una declaración institucional, Camps mostró su "indignación" ante la publicación de la información y aseguró que se consideraba una víctima de un "proceso abierto contra todo un partido político".

El presidente explicó que la noticia le llegó a las seis de la mañana y afirmó que "al principio de la democracia, se me dijo que, a diferencia de la dictadura, al albor de la mañana quien llamaba era el lechero y no una falsa imputación".

El dirigente valenciano recordaba durante su comparecencia "a todos los compañero perseguidos" y "a los alcaldes que ya no lo son por falsas imputaciones", antes de pedir "tranquilidad y paciencia" a sus compañeros del PP.

Camps terminaba su comparecencia ante los medios para dirigirse a las Cortes Valencianas donde fue recibido con una ovación.