Oviedo, F. G. / Agencias

El ministro de Fomento, José Blanco, amenazó ayer en el Congreso con el fin de la «cultura del todo gratis» en infraestructuras. El Gobierno decidirá si las obras públicas serán financiadas por los usuarios de las vías de comunicación y no sólo por el Estado, ya que el presupuesto «no va a poder soportar durante muchos años» el nivel de inversión que ha tenido España hasta ahora, añadió.

Blanco abogó por tener en cuenta los sistemas de financiación de otros países, así como las fórmulas de pago por el uso de determinadas infraestructuras, en función de parámetros como la contaminación, la sostenibilidad y el equilibrio financiero. El Ministro insistió en que el mantenimiento de las infraestructuras cuesta muy caro y España es «el país con más kilómetros de autovías y también, en breve, en la Alta Velocidad», pero con un producto interior bruto inferior al de muchos socios de la Unión Europea.

El titular de Fomento ya anunció este martes el cierre de las líneas de tren con pocos viajeros, lo que en Asturias afectaría a servicios de cercanías y de media distancia en vía estrecha, y volvió a sembrar dudas sobre el AVE entre Lena y Gijón. Ayer amenazó con «replantear» todos los proyectos «irracionales y mal planificados», pero no tocará ni un metro del AVE a Valencia ni la conexión a Alicante. En cuanto a la supresión de líneas como la Madrid-Burgos, usada por cuatro pasajeros al día, el alcalde socialista de Aranda de Duero, Luis Briones, le respondió que hace tres meses que no pasa un tren.

En su intervención en el Congreso, Blanco adelantó que el plan extraordinario de infraestructuras se iniciará este verano y se mostró dispuesto a abrir un debate sobre la posibilidad de ceder al capital privado más del 30 por ciento de AENA. En el transcurso del Pleno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, tuvieron ayer otro rifirrafe que provocó gran revuelo y tensión.

La portavoz del PP pidió explicaciones al Gobierno de por qué «sus errores los tienen que pagar siempre los mismos», culpó a Zapatero de estar llevando a los españoles a una situación límite y le acusó de practicar «un despotismo endeudado y gobernar a costa del pueblo, pero sin el pueblo». De la Vega le replicó que el PP está diciendo «unas cosas que causan sonrojo» y afirmó que «a este paso van a acabar abrazando el marxismo-leninismo», en referencia a las declaraciones de que son el partido de los trabajadores.

Ante una dura interpelación de Rosa Díez, el Presidente garantizó que España cuenta con un crédito internacional muy fuerte, y admitió que «el que menos ha hecho» ha sido su Gobierno. Por otra parte, George Lakoff, del grupo de sabios de Zapatero, dijo que éste debe explicar el cambio de sus políticas por la crisis y plantearse si es coherente con sus valores.