El empresario farmaceútico Jorge Dorribo guardaba una pistola cargada en su mesilla de noche, según se desprende de una declaración prestada por el imputado por delitos de corrupción ante la juez de instrucción número 3 de Lugo, Estela San José, en mayo de 2011 a la que ha tenido acceso Europa Press.

Dorribo explicó la procedencia del arma asegurando ante la magistrada que pertenecía "a un amigo suyo jubilado de la Guardia Civil" con el que solía viajar "a países difíciles". "Era de su padre y me la regaló como amigo", detalló.

El empresario concretó en el Juzgado que poseía la pistola desde hacía al menos cuatro años y que le sorprendió comprobar que estaba cargada. "Creo que ni yo sabía que estaba allí", añadió Dorribo.

"No me acordé de ella hasta que la vi, no la he utilizado nunca", precisó en su declaración ante la juez a la que reconocía que le gustaba la caza y que, de hecho la practicaba hace unos años hasta que su mujer le pidió que lo dejara. "Entonces di todas mis armas a un sargento de la guardia civil y él las mandó inutilizar", insistió.

Durante el interrogatorio practicado por las partes personadas en la causa abierta en Lugo sobre las presuntas irregularidades cometidas por Dorribo a través de sus empresas el imputado se refirió también a la flota de coches de una de sus compañías, Laboratorios Asociados Nupel.

A preguntas del representante del Ministerio Público sobre la compra, por parte de la empresa, de "gran cantidad de vehículos de lujo" Dorribo reconoció que, en un determinado momento cada uno de los socios llegó a tener "seis vehículos asignados". "Los comprábamos por leasing y ahora los estamos vendiendo porque ya no podemos mantenerlos", añadió.