Mostar / Oviedo, Efe / E. F.

La ciudad bosnia de Mostar, cuartel general de la fuerza de paz española en Bosnia durante la guerra civil en aquel país (1992-95), rindió ayer, en presencia del Rey, un sentido homenaje a la labor de las tropas españolas y, en particular, a la memoria de los 23 caídos en el desempeño de la misión. Don Juan Carlos viajó acompañado del ministro de Defensa, Pedro Morenés. En 1998, el Rey celebró su 60.º aniversario en Mostar para respaldar a las tropas allí desplegadas.

Junto al presidente de turno de Bosnia, Bakir Izetbegovic, el Monarca pasó revista a las tropas bosnias y, tras la interpretación de los respectivos himnos nacionales, depositó una corona de rosas blancas en el nuevo monolito que rinde homenaje a los 23 caídos, entre los que figura el capitán de ingenieros asturiano Fernando Álvarez Rodríguez.

La visita, de tres horas, se centró en la inauguración de la rehabilitada plaza de España, bautizada así en 1995 en agradecimiento a las tropas españolas, por haberla convertido un año antes en el primer espacio de convivencia de una ciudad dividida.

El alcalde de Mostar, Ljubo Beslic, agradeció al Rey el «sacrificio desinteresado» con el que los españoles garantizaron la paz en Bosnia durante veinte años y subrayó que la plaza de España -rehabilitada con 500.000 euros donados por el Gobierno español- seguirá siendo el lugar de encuentro entre los habitantes croatas y musulmanes de la ciudad.

En 1994, las tropas españolas instalaron en la plaza tiendas de campaña que hicieron posible contar con un lugar donde, bajo la protección de los soldados, croatas y musulmanes bosnios procedentes de ambos lados del frente aunque a menudo emparentados, pudieran reunirse. La plaza ofrece ahora zonas ajardinadas, una fuente e incluso una pérgola, si bien el recuerdo del conflicto bélico pervive en algunas fachadas que muestran aún impactos de metralla.

Don Juan Carlos saludó a una decena de militares españoles que cumplen misiones de asesoramiento para el Ejército bosnio en Travnik y prolongan así la presencia de España en la zona, donde un total de 46.000 militares y guardias civiles contribuyeron a pacificar la región entre 1992 y 2010.

Desde la plaza de España, el Rey se acercó a contemplar el aspecto actual del Puente Viejo, símbolo de reconciliación de la ciudad, destruido en 1993 por la artillería croata y reconstruido con sus propios escombros, rescatados del río Neretva. Hoy en día, el puente, declarado Patrimonio de la Humanidad, es el centro turístico de Mostar y, desde su punto más alto, jóvenes nadadores acostumbran a arrojarse a las frías aguas del Neretva a cambio de algunos euros. Ayer lo hicieron para el Rey.