Con ocho representantes en puestos clave, la andaluza Susana Díaz ha logrado acaparar la máxima cuota de poder en la nueva ejecutiva federal del PSOE aprobada ayer con el 86,19 por ciento de los delegados del congreso extraordinario en el que Pedro Sánchez fue proclamado secretario general.

Su control es tal en Ferraz que la flamante presidenta del partido, Micaela Navarro, se apresuró a negar las acusaciones de tutelaje de la baronesa del Guadalquivir sobre el sucesor de Alfredo Pérez Rubalcaba. La propia Susana Díaz, ante las quejas, aseguró que la nueva dirección no tiene colores ni apellidos.

De los 990 votos emitidos, 849 fueron a favor y 136 en blanco. La ejecutiva de Sánchez ha superado el respaldo que en su día obtuvo la de Rubalcaba, que fue apoyada por el 80,42 por ciento de los delegados que votaron en el congreso en Sevilla, celebrado hace más de dos años en un clima de división. Sin embargo, es un aval inferior al de Zapatero en sus tres mandatos (90,2% en 2000, 96% en 2004 y 98,9% en 2008).

La ejecutiva de Sánchez ha tenido un moderado voto de castigo con las 136 papeletas en blanco, posiblemente las de los delegados que respaldaron la candidatura de Madina y las de los representantes de Izquierda Socialista. Tras denunciar la falta de integración, Madina no hizo declaraciones y Pérez Tapias dijo que ellos actuarán de manera "leal" hacia el PSOE. El malestar llevó a la secretaria socialista en Europa, Miriam Herrero, a dimitir.

También se baraja algún voto de queja de la delegación asturiana, muy molesta por haber sido apartado Javier Fernández casi en el último momento de la dirección del consejo de política federal en favor de Susana Díaz. Sánchez ha configurado una dirección con un muy importante papel de Andalucía, que asume la coordinación de la política federal en diferentes niveles. La federación de Díaz aumenta su representación desde el 13% al 21% al contar con 8 de los 38 miembros en la ejecutiva, cuando en la anterior tenía 6 de 45.

Díaz controla el consejo territorial de barones, sitúa a Micaela Navarro en la presidencia del partido y se hace con cinco relevantes secretarías de área (política federal que dirigirá el sevillano Antonio Pradas), formación, agricultura y desarrollo rural, salud y cooperación) y dos vocalías, mientras Pradas pasa, de hecho, a ser el "número tres" del PSOE.

La ejecutiva tiene más mujeres (20) que hombres (18), y hasta una decena de barones, cinco con área propia: el secretario de organización, César Luena (La Rioja); el de acción política, Patxi López (País Vasco); el de reformas democráticas, Ximo Puig ( Valencia); el de educación, José Miguel Pérez (Canarias), y el de emigración, Roberto Jiménez (Navarra). Como vocales, están Tomás Gómez (Madrid), José Ramón Besteiro (Galicia), Francina Armengol (Baleares), García Page (Castilla-La Mancha) y Eva Díaz Tezanos (Cantabria). Asturias tiene dos representantes. Por último, Antonio Hernando será el nuevo portavoz parlamentario.