La auxiliar de enfermería que ha dado positivo por ébola, y que se encuentra ingresada en el Hospital Carlos III de Madrid, entró en la habitación de Manuel García Viejo en dos ocasiones. Una para atenderle directamente, y la segunda para recoger el material utilizado durante la atención al misionero una vez que éste ya había fallecido. Desde el Ministerio de Sanidad se asegura que, durante el tratamiento de los misioneros afectados por el virus, se tomaron todas las medidas de seguridad según lo marcador por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, tras conocerse la noticia algunos sanitarios denunciaron las condiciones y exigían explicaciones al Ministerio de Sanidad.

Según aseguró este lunes en rueda de prensa el director de atención primaria de la Comunidad de Madrid, Antonio Alemany, la enfermera "entró en la habitación con el equipo de protección individual y no se tiene constancia de exposición accidental de riesgo".

El contagio

"Suele ser muy difícil quitarse el equipo sin recontaminarse uno mismo". Así lo asegura la doctora Nasia Safdar, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Wisconsin (EEUU), en declaraciones a la BBC. Esta puede ser una de las causas del contagio, aunque reconoce que se trata de una mera hipótesis. Por su parte, Sanidad ha anunciado que investiga el origen del contagio para detectar si hay que mejorar el protocolo o si se produjo algún fallo en alguno de los pasos de su aplicación o supervisión, y ha admitido que todas las opciones son posibles.

El coordinador del centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, ha subrayado que todos los protocolos se consideran "correctos" y son los mismos que se utilizan en todo el mundo, aunque "obviamente algo ha fallado" y, aunque tiene "dudas" de que sean los protocolos en sí, ha recalcado que se revisará todo. "La posibilidad de que el protocolo esté mal es pequeña pero se está revisando", ha asegurado.

Simón ha descartado que el contagio de esta auxiliar esté relacionado con el hecho de que para tratar a García Viejo no se blindase el hospital Carlos III, como sí he hizo en agosto con el sacerdote Miguel Pajares -dado que la enfermedad se transmite por contacto con los fluidos de un enfermo- y ha pedido no criticar "a la ligera" con medidas de seguridad. Eso sí, ha reconocido que el protocolo ante posibles casos de ébola -que fija en 38,6 grados la fiebre a partir de la cual se actúa- es para personas que "espontáneamente se identifican como sospechosas", de modo que ante una persona que ya se encontraba en seguimiento, puesto que atendió al enfermo Manuel García Viejo, se podían haber iniciado las pruebas y el seguimiento "ante cualquier síntoma, por mínimo que fuera".