El vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, ha anunciado este lunes que su formación no incluirá una reforma de la Constitución en el programa electoral con el que se presente a las próximas elecciones generales y por tanto renuncia a llevar la iniciativa de este asunto, aunque está dispuesto a "hablar de cualquier cosa que se proponga" desde otras formaciones.

En rueda de prensa, Casado ha dejado claro que la reforma de la Constitución no es una "prioridad" para el PP y por ello no la planteará durante la próxima legislatura. "El PP no va a incluir la reforma constitucional en su programa electoral, no es algo que interese a los españoles", ha anunciado.

A su juicio, en España se pueden adoptar decisiones de actualización de las instituciones y regeneración política que no impliquen una reforma agravada de la Carta Magna, como por ejemplo mejorar los reglamentos de Congreso y Senado, abordar la financiación autonómica y local o modificar la ley electoral municipal para que "no gobierne una suma de perdedores".

A juicio del portavoz de la dirección 'popular', esto no implica que el PP sea un partido "inmovilista", sino que no considera que la reforma constitucional sea una prioridad de los ciudadanos. "Podemos opinar y plantear esa reforma, pero no lo haremos nosotros", ha insistido.

Casado cree que la reforma de la Constitución "no es algo que interese a los españoles" y el actual mapa político español no garantiza que de un debate sobre su reforma fuese a salir un texto mejor que el actual. Para demostrarlo, ha recordado que las encuestas del CIS reflejan que dos tercios de los españoles apoyan el actual reparto autonómico. "Para la minoría restante ya están los debates bizantinos del PSOE", ha enfatizado.

El portavoz de los 'populares' ha aprovechado este punto para arremeter contra los socialistas por "lanzar globos sonda" y "cortinas de humo" sobre una reforma constitucional y evitar así abordar debates "que no les interesan", como el rescate a Grecia.

Casado ha sostenido que esta postura es "coherente" con la del ministro de Justicia, Rafael Catalá, o la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, que durante este verano han hablado de la posibilidad de reformar la Constitución. Incluso el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mostró dispuesto a "dialogar" para una reforma de la Carta Magna.

"Hablaremos de cualquier reforma que se proponga, pero no vamos a proponerla", ha explicado insistiendo en que, a su juicio, no existe en España un consenso y apoyo necesario para que pueda redactarse un texto constitucional que mejore el actual.

Sin embargo, ha reiterado que esto "no se debe equivocar con el inmovilismo" y ha sostenido que el Gobierno de Mariano Rajoy ha sido durante la actual legislatura el "más reformista de la historia de España".

"Otras pioridades"

De esta forma, ha dejado claro que, si el PP gobierna durante la próxima legislatura, tendrá "otras prioridades y preferencias" antes que la reforma de la Constitución, ya que además los 'populares' consideran que abrir ese debate en este momento pueden ser interpretado por "los secesionistas" como "un resquicio para reescribir la historia de España".

"Nuestra opción es reforzar el Estado y apostar por el Estado de las autonomías", ha apuntado señalando que aspectos como una reforma del Senado pueden hacerse de diversas maneras que no impliquen cambios en la Constitución.