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La doble nacionalidad no es posible

En una Cataluña independiente los ciudadanos se verían obligados a elegir entre seguir siendo españoles y europeos o nacionales del nuevo país

Ignacio Villaverde. RICARDO SOLÍS

Tras las elecciones catalanas del próximo domingo pueden pasar dos cosas. Que los independetistas ganen o que ganen los constitucionalistas. En el segundo de los casos nos esperan cuatro años de tensión nacionalista. En el primero, posible ruptura.

Ante una declaración unilateral de independencia catalana, pueden suceder otras dos cosas. Una muy improbable: que el Estado español reconozca a un supuesto Estado catalán y que acabe firmando un convenio de doble nacionalidad. Otra, más probable: que España no se dé por aludida. No reconocer al Estado catalán que pretende Mas y compañía supone mantener la nacionalidad española a todo ciudadano español, incluyendo los catalanes. Y a todo ciudadano catalán que viva en cualquier parte del territorio nacional.

El catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, pinta desde la perspectiva de los distintos supuestos el paisaje después del 27-S. Como fondo del cuadro, las declaraciones del presidente Rajoy, quien se metió en un jardín considerable en una entrevista radiofónica al afirmar que los ciudadanos de una Cataluña independiente perderían su condición de españoles. Es el mismo argumento esgrimido ayer por el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien apeló a la Historia y relacionó lo que ocurre en Cataluña con el pasado ejemplo de Argelia y su independencia de Francia.

Pero la Constitución española, precisamente la que se esgrime desde Madrid, indica textualmente que "ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad". Los catalanes son españoles de origen, pero una supuesta independencia catalana podría obligarlos a elegir entre mantener la nacionalidad española en suelo catalán, o sea, pasar a estatus de extranjero; o cambiar a la nacionalidad catalana y perder la española. No es una cuestión irrevocable pero el proceso de marcha atrás se complica. No es posible la doble nacionalidad, salvo que una Cataluña independiente y España así lo acordaran. Otro escollo para tan improbable supuesto sería la Unión Europea, que entiende la doble nacionalidad como una forma de entrar en el club por la puerta de atrás.

En España el sistema de nacionalidad es "por transmisión sanguínea", explica muy graficamente el profesor Villaverde. "De padres españoles, el hijo es español aunque nazca en Nueva Zelanda". Un ciudadano que en Cataluña mantuviera la nacionalidad española seguiría siendo ciudadano de la UE. "Juridicamente no hay duda de que una independencia de Cataluña la dejaría fuera de la Unión Europea", dice Villaverde, aunque muchos de sus ciudadanos siguieran perteneciendo a ella a título individual.

El problema sería mayor para los catalanes que vivan en suelo nacional fuera de Cataluña. Para empezar no tienen derecho a votar el domingo. Y deberían elegir nacionalidad. La catalana le supondría "vivir con el mismo estatuto jurídico que un subsahariano o un neozelandés".

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