La investidura va por bandos. Dependiendo quién la cuente, y dejando aparte la particular circunstancia socialista, el resto de los diputados asturianos se debaten entre el regocijo expectante de la parlamentaria popular Susana López Ares, la exigencia vigilante de Ignacio Prendes (Ciudadanos) al PP o la amargura indignada de Sofía Castañón (Podemos).

Las intervenciones de Mariano Rajoy "han dejado claro" a la vista de López Ares que en esta legislatura el Gobierno "va a trabajar por el consenso mediante la negociación y con el propósito claro de mejorar la vida de los españoles y de los asturianos". La diputada del PP expandió en plural la exigencia de que "los partidos seamos responsables" con la convicción de que después de una investidura ha de venir un gobierno "y todos debemos aportar para conseguirlo".

Para eso, tal y como ve el futuro Ignacio Prendes, "hará falta diálogo, voluntad de alcanzar acuerdos y un cambio de actitud importante del PP y de Mariano Rajoy". El diputado asturiano de Ciudadanos, vicepresidente primero del Congreso, entiende que el presidente electo y su partido "deben ser conscientes de que no se puede gobernar con los modos del pasado y de la mayoría absoluta" y les invita, pasado el largo periodo de parálisis, a pasar con ese talante de atender lo urgente a afrontar lo importante y a "buscar una regeneración y unas reformas que devuelvan la confianza a los españoles".

En la bancada de Unidos Podemos están los únicos asturianos que ayer votaron "no" a la investidura de Rajoy. Desde allí, Sofía Castañón vivió una sesión "amarga" en la que "una de las palabras fundamentales para entender lo que hemos visto se oyó en la intervención de Pablo Iglesias. Epílogo". El epílogo "de un viejo país", dijo Iglesias; el fin "del turnismo y del bipartidismo", añade Castañón con un ojo en los manifestantes: "Hay quienes están dispuestos a ponerse de acuerdo en mantener sus privilegios y quienes estamos dispuestos a defender a la gente".