Diálogo, sí, pero también respeto a la ley. Esas fueron las dos claves del discurso de toma de posesión pronunciado ayer en Barcelona por el nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, quien tendió la mano al Govern de la Generalitat para abrir "una nueva etapa".

En un acto presidido por la vicepresidenta Santamaría, Millo prometió desempeñar sus funciones "contando con todos" y sin "imposiciones", para convertir la Delegación del Gobierno en la "casa de todos los catalanes". Su discurso fue pronunciado parte en castellano y parte en catalán.

Millo ha sido acogido con prudencia por el Govern, cuya consejera de la Presidencia, Neus Munté, espera que su llegada propicie "cambios" en las relaciones entre el Gobierno central y la Generalitat, y facilite el "diálogo" institucional. Munté destacó el conocimiento que tiene Millo, hasta ahora portavoz del PP en el Parlament, de la "realidad política catalana". Por su parte, el PSC estimó que el talante de Milló "puede ayudar a favorecer el diálogo entre Cataluña y España".