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Votar cómo votar

Con la defensa extrema de su liderazgo, Iglesias está llevando al partido a un esclerotización temprana que se presenta ya como la enfermedad infantil del podemismo. Lo nuevo envejece al mismo ritmo vertiginoso con que se encumbró como un gran hallazgo electoral.

El voto único de programa y dirección santifica un monolitismo que en nada refleja la realidad interna de la organización, como deja constancia la consulta promovida por el propio número uno, en lo que pretendía ser el castigo artillero previo a la toma de la asamblea de Vistalegre. Votar cómo votar es síntoma de izquierda ensimismada, en la mejor tradición de los partidos autoconsumidos en debates de cabezas calientes y pies fríos.

En su reinterpretación del "hay que ser socialistas antes que marxistas" del felipismo, Iglesias advirtió en los días previos a la votaciones de que se iría si no se aceptaba su fórmula de que el que gana se lo queda todo. Liderazgos incontestables: qué antiguo suena.

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