-La ministra de Empleo propone conciliar y que la jornada laboral termine a las seis de la tarde. ¿Concilia el presidente?

-Yo me ordeno bien. Todos los días desayuno y ceno con mi familia. Me levanto a las siete de la mañana para hacer deporte, a las ocho desayuno con mi mujer y mis hijos, y a las ocho y media estoy en el despacho. Como muy tarde, a las nueve de la noche estoy de vuelta en casa y ceno con mi familia. De diez menos cuarto a once menos cuarto leo alguna novela y luego me voy a dormir.

-¿Tiene ganas de despedir el 2016? ¿Fue su año más difícil?

-La última parte fue un poco mejor. Cuando ya se tienen 61 años, hay que cumplir siempre, pero a poca velocidad. Es cierto que he pasado un año complicado.

-Dicen que es un maestro en el manejo de los tiempos políticos. De ahí que repita en la presidencia del Gobierno. ¿Lo es?

-No. Lo que hice fue aplicar el sentido común. No fui a la investidura la primera vez porque sabía que era imposible ganarla. Yo había ganado las elecciones con claridad. Hubo comicios otra vez y salí reforzado, y el resto no subió. Y aquí estamos.

-¿Tiene piel de elefante como dijo de usted Angela Merkel?

-A uno no le queda más remedio. El PP fue el partido más votado, y mi obligación era defender a mis votantes y un resultado democrático.