Oleguer Pujol, el hijo pequeño del expresidente catalán, admitirá mañana en su declaración en la Audiencia Nacional que cobró varios millones de euros en negro por intermediar en una operación de compraventa de oficinas del Banco Santander, pero añadirá que ya ha regularizado el dinero con Hacienda.

Según han informado fuentes jurídicas, la defensa de mañana del benjamín de los Pujol por un delito de blanqueo se centrará en que el dinero que cobró por intermediar en la operación celebrada en 2007 (unos 2,5 millones de euros) lo ocultó en su momento mediante una estructura societaria internacional, pero que luego hizo dos regularizaciones fiscales, una de ellas en 2012, y está así al tanto con Hacienda.

Su declaración se producirá después de que hoy hayan comparecido, también como imputados de blanqueo, los empresarios Javier de la Rosa (hijo del empresario catalán del mismo nombre) y José María Villalonga padre e hijo, que han desvinculado todos a Pujol de la operación afirmando que de él no partió la idea de defraudar, sino que fue de su exsocio Luis Iglesias.

Los empresarios (también estaba citada Gabriela de la Rosa, hermana de Javier, pero no ha contestado a las preguntas del juez) han afirmado que Pujol no intervino en la operación, por la que todos ellos cobraron comisiones de 11,5 millones de euros que luego se repartieron y ocultaron al fisco.

Ese dinero fue a parar, pasando antes por dos sociedades holandesas, a tres empresas de las Islas Vírgenes Británicas vinculadas a los de la Rosa (Barcem), los Villalonga (Davenport) y a Pujol e Iglesias (Aegle), de manera que cada uno de los cuatro cobraron entre 2,5 y 2,6 millones por haber intercedido en la compraventa.

Esta operación consistió en la venta por parte del Santander de 1.152 sucursales por 2.330 millones de euros a la empresa Samos, un negocio del que, según los empresarios, se enteraron los Villalonga porque llevaban treinta años trabajando con el banco en compraventas de activos inmobiliarios.

Así, según su versión, decidieron acudir a Javier de la Rosa para preguntarle si conocían a alguien que estuviera interesado y este último avisó a Iglesias, a quien conocía de haber trabajado ambos en consultoras en Londres.

De la Rosa, ha relatado al juez, trabajó en Merril Lynch en la capital inglesa al mismo tiempo que Iglesias y Pujol trabajaban en Morgan Stanley, y se acordó de ellos porque habían llevado una operación de venta de 4.000 "pubs" parecida a la del Santander.

Sin embargo, tanto Javier de la Rosa como los Villalonga han negado que Oleguer Pujol hiciera gestiones relacionadas con la compraventa de las oficinas bancarias, de lo que se encargó Iglesias, que fue también la persona que les impuso que canalizaran los fondos a través de las sociedades holandesas y de las Islas Vírgenes.

De esta manera, los imputados han desvinculado a Pujol de la operativa de ocultación del dinero al fisco y han achacado a Iglesias tanto el uso del entramado de empresas como la elaboración de los contratos entre las sociedades que sirvieron para disfrazar los pagos en negro.

Iglesias, sin embargo, no está imputado en la causa de blanqueo y tan solo se sigue contra él una investigación por delito fiscal en los juzgados de Plaza de Castilla, en la que él alega en su defensa que es nacional inglés y que no debe tributar en España.

Tanto Javier de la Rosa como los Villalonga han explicado al juez que ya han regularizado el dinero negro que cobraron entonces, en el caso del primero hace un año (ha dicho que pagó un 67 % de lo que cobró, incluyendo recargos) y de los segundos acogiéndose a la amnistía fiscal.

Aunque Gabriela de la Rosa se ha negado a contestar al juez, sí ha querido decir unas palabras afirmando que ella no tuvo nada que ver con la operación, justo después de que su hermano la desvinculara del negocio.

El juez investiga a Oleguer Pujol por blanqueo de capitales porque sospecha que usó en sus negocios capital proveniente de comisiones ilegales cobradas por su padre a cambio de adjudicaciones públicas de la Generalitat.