Varios cientos de personas homenajearon ayer en Madrid a los cinco abogados laboralistas asesinados hace cuarenta en su despacho de Atocha. Junto a la estatua "El Abrazo", la escultura de Juan Genovés que es memoria permanente de los hechos, un minuto de silencio y una ofrenda floral sirvieron para volver sobre unos de los acontecimientos más sangrientos de la transición. En el acto, con presencia de numerosos dirigentes políticos y sindicales, intervino Alejandro Ruiz-Huerta -en el centro de la foto- uno de los supervivientes, para quien el asesinato de sus compañeros sirvió para avanzar en la democracia y mostró que había personas "que se jugaban la vida".