Las bases deciden dar el control total de Podemos a Pablo Iglesias, que sale de la asamblea de Vistalegre II reforzado, con más galones de los que ya tenía en la formación morada. Más de 17 puntos de ventaja sobre la candidatura que lideraba Íñigo Errejón al consejo ciudadano estatal, 37 de los 62 nuevos consejeros y el refrendo cómodo para los cuatro documentos en los que se ventilaba la estrategia política y de la organización son el botín de un Pablo Iglesias que en sus primer discurso como secretario general reelegido ha prometido "unidad y humildad hasta la victoria", con la vista ya puesta en las generales de 2020, si no media convocatoria electoral anticipada.

El triunfo de Pablo Iglesias ha llegado en una votación que ha batido todos los récords de participación en Podemos, con 155.190 personas, como se encargó de destacar desde su silla de ruedas Pablo Echenique, crítico con las tesis pablistas en la primera entrega de Vistalegre, hace dos años, y ahora convertido en su "número dos" de facto. El secretario general de Podemos Aragón fue el segundo candidato más votado para el consejo ciudadano, sólo por detrás de Iglesias, y por delante de Errejón, que se mantiene en el podio de los favoritos para la militancia morada pese al efecto arrastre que tenía el sistema de votación elegido para la asamblea, más favorable a los candidatos de la lista ganadora (ver cuadro anexo).

"Hay un mandato unánime, a nosotros esta asamblea nos ha dado una orden: unidad y humildad. Y la vamos a cumplir", prometió Pablo Iglesias con todo el consejo ciudadano recién elegido a su espalda, incluidos los 23 integrantes del equipo de Errejón y los dos de Anticapitalistas, con protagonismo estelar para Miguel Urbán. "No ha sido un congreso a la búlgara con brazos de madera y acusaciones de pucherazo", arengó Iglesias, en alusión al cónclave que el PP celebraba este fin de semana a menos de 10 kilómetros de Carabanchel, en la Caja Mágica. "Ninguna formación en Europa ha logrado una participación así mientras aquí los partidos de la Restauración se atrincheran", reprochó.

Si en la víspera las gradas de Vistalegre habían gritado unidad y la dirigente andaluza de Anticapitalistas, Teresa Rodríguez, había arrancado una ovación cerrada al pedir "humildad", un mensaje que tenía en Iglesias y Errejón como principales destinatarios, ayer el secretario general recogió ambos guantes.

"Unidad y humildad para construir con la sociedad civil y las fuerzas políticas hermanas un bloque histórico, que empuje en el cambio constituyente que necesita España. Unidad y humildad para ser ejemplo de que podemos ser los mejores en el parlamento sin parecernos jamás a la vieja clase política. Unidad y humildad pare seguir siendo la oposición al PP", planteó el líder podemista.

"Unidad y humildad para gobernar y cambiar España con sus gentes y sus pueblos", proclamó un Iglesias ya lanzado, en su reconocible tono mitinero. También resumió el ADN con el que Podemos concurrirá al próximo ciclo electoral: "Debemos seguir construyendo un proyecto de país soberano, social, más justo, igualitario, plurinacional, más democrático y más moderno y donde la igualdad entre mujeres y hombres sea una realidad", describió el secretario general de Podemos, mientras Rafa Mayoral, uno de sus colabores de confianza asentía a su espalda, como también hacía Juan Carlos Monedero, uno de sus principales apoyos sin estar en los órganos del partido. "Unidad y humildad hasta la victoria", fue la expresión elegida para rematar un discurso que, sin tener el impacto del célebre "el cielo se toma por asalto"de Vistalegre 1 sí volvió a desatar la emoción de la grada en el multiusos de la periferia madrileña.

Íñigo Errejón encajó la derrota con deportividad. Primero intercambió unas palabras en los asientos a pie de pista con su secretario general que luego, ya sobre el escenario, le dio otro abrazo, muy vitoreado. Tal parece que las gradas, las bases, los inscritos quieren su propia pareja de referencia, al estilo del dúo Felipe González-Alfonso Guerra, de los ochenta, salvando las distancias de época y de discursos.

Iñigo Errejón haría su lectura sobre los resultados lejos del escenario. Vino a decir que encomienda su futuro político a lo que decida Pablo Iglesias. "Estoy a la orden para seguir siendo útil", admitió el hasta ahora responsable de la Secretaría Política de Podemos, un cargo en el que probablemente no repita o que ni siquiera exista en la nueva estructura que ahora deberán definir Pablo Iglesias y su mayoría en el consejo ciudadano estatal. Cuando fue preguntado sobre si teme purgas o ser relevado de la portavocía en el Congreso, evitó echar más sal en la herida. "La nueva dirección será la que decida el rumbo", sostuvo Errejón, que ayer prefirió poner el acento "en el cariño y en el reconocimiento" que se lleva de Vistalegre II pese a las posiciones diferentes de los últimos meses. "Deben prevalecer la responsabilidad y la sabiduría para ser más fuertes", añadió un Errejón convencido de que el mandato de esta segunda asamblea pasa por "la unidad y la pluralidad".

Como Iglesias ya había hablado en su discurso de reelección, la encargada de hacer balance y responder ante los medios fue Irene Montero. La jefa de gabinete del líder morado no entró en detalles sobre el destino inmediato del que ha sido su principal contrincante pero a título particular confia que "Íñigo debe seguir teniendo un papel fundamental, al igual que Carolina Bescansa, Nacho Álvarez o Monedero"; si bien precisó que ese tipo de decisiones son competencia del consejo ciudadano estatal, donde Iglesias tiene el control tras los resultados de ayer. "Ahora hay que trabajar, con unidad y humildad para desarrollar un proyecto con el que ganar al PP", apuntó la que ha sido también uno de los principales y más vehementes apoyos de Pablo Iglesias en los últimos meses.

El tercero en liza en este proceso, Miguel Urbán, de Anticapitalistas, pidió desterrar la lógica que suele seguir a todos los congresos de partidos políticos. "No hay vencedores y vencidos. Hay que salir con una idea clara que es la unidad y ser más fuertes para derrotar al partido y a la mafia de la Gürtel", valoró el dirigente madrileño, que el sábado puso a todo Vistalegre en pie cuando dijo que "el enemigo está fuera".

El primer consejo ciudadano de esta nueva etapa, sin fecha decidida, empezará a dar pistas de si esta aparente reconciliación de Vistalegre II es sincera.