El diputado catalán Francesc Homs, del PDECat (la antigua Convergència), abandonó ayer su escaño del Congreso al serle notificada en medio de un Pleno la inhabilitación de trece meses a la que le condenó el Tribunal Supremo (TS) por su papel en la pseudoconsulta soberanista del 9 de noviembre de 2014.

Fue la presidenta de la Cámara baja, Ana Pastor, la que le hizo saber que la notificación del presidente del TS, Carlos Lesmes, había llegado, por lo que le exigió que abandonase el escaño. Homs así lo hizo después de que un ujier le entregase el documento, y más tarde ofreció una rueda de prensa para dar sus razones, arropado por sus compañeros de partido en Madrid y por representantes de ERC y del PNV.

"Condenado, pero feliz", describió Homs su situación tras ser desposeído del escaño, antes de anunciar que actuará con "coherencia" y que ni se le pasa por la cabeza pedir el indulto al Gobierno: "Hay una cosa que se llama dignidad".

El político catalán interpreta su expulsión del Hemiciclo como la "expulsión de miles de catalanes" que votaron por él en las elecciones generales. Y advirtió: "En democracia no se puede imponer, se tiene que convencer, y esta condena no convence a la mayoría de los catalanes".

El hasta ayer diputado no podrá solicitar la indemnización por cese que cobran los diputados al salir de la Cámara porque no cumple uno de los principales requisitos: haber ocupado el escaño durante un mínimo de dos años.

Entre tanto, su jefe de filas, Artur Mas, comparecía en el Parlament para dar cuenta de la financiación de Convergència tras las revelaciones hechas en el juicio por el expolio del Palau de la Música. Mas concedió que la financiación de su antiguo partido no fue siempre "impoluta", pero sí legal, y se enzarzó con el diputado de la CUP Benet Salellas. "¡Cuánto os estorbo!", le espetó, después de que el anticapitalista denunciara que CDC ha sido "un entramado corrupto" y que el expresident "es el pasado".