De las lágrimas previas al convulso Comité Federal del 1 de octubre a la entrada triunfante en el 39 Congreso del PSOE, la trayectoria política de Adriana Lastra (Ribadesella, 1979) ha dado un giro copernicano en apenas 261 días cual montaña rusa jalonada de desengaños, decepciones pero también de ilusión e intensas satisfacciones.

Adriana Lastra ascendió a la primera división de la política tras otro congreso interno convulso, el que vivió la Federación Socialista Asturiana en el año 2000, cuando el socialismo regional estaba dividido entre guerristas y renovadores y emergió la figura de un pacificador Javier Fernández. Es la segunda mujer, con Elena Valenciano, en llegar a la vicesecretaria general del PSOE tras haberse formado en las Juventudes Socialistas en la misma quinta que otros dirigentes asentados en el actual tablero político como el consejero de la Presidencia, Guillermo Martínez, el eurodiputado Jonás Fernández, o su inseparable Adrián Barbón, alcalde de Laviana, al que dicen apoyará en los vientos de cambio que soplan para la FSA.

Es una superviviente como ella misma reconoce por ser la mediana de cinco hermanas. Pero esa capacidad ha debido venirle muy bien para sortear los envites de una política voluble y cambiante, también filas adentro, en los últimos tiempos. Para muestra ahí está esa foto, en la noche electoral de las generales de hace un año, en la que Adriana Lastra aparecía como protegida por el Javier Fernández que había entonado el "no pasarán" ante la amenaza de "sorpasso" de Unidos Podemos. De aquel abrazo "javierista" a artífice del trampolín orgánico de un Pedro Sánchez dubitativo. No vaciló al calificar de "golpe de estado" las maniobras para forzar el cese del secretario general. Su abstención "por mandato imperativo" de la gestora marcó el distanciamiento postrero con Javier Fernández al que siempre presumió de apoyar lealmente y al que responsabiliza de alejarse de los que fueron sus primeros y decisivos apoyos. Friki confesa de Star Wars, la rebelión de los afiliados del PSOE en las primarias ha sido la causa en los últimos meses de esta vecina del barrio ovetense de Villafría, casada ysin carrera universitaria que lucir en el currículum que ayer difundía Ferraz. Lista, rápida de reflejos y presta al debate, ya puede impartir un máster de cómo ganar a todo un aparato como el de Susana Díaz.