El proceso soberanista abierto en Cataluña tiene una de sus derivadas más importantes en la economía. El nacionalismo catalán se ha esforzado en, por un lado, demostrar las bondades de una hipotética independencia, y por otro, camuflar los aspectos más desagradables, mientras que los constitucionalistas han apostado por la crudeza en sus diagnósticos, aludiendo a un panorama en el que la producción industrial, la inversión extranjera, las prestaciones sociales y la actividad financiera caerían bruscamente.

El escenario se dibuja de forma distinta atendiendo a cada bando. Pero ninguno niega que las consecuencias, en el plazo más inmediato, serían muy perjudiciales para la economía catalana pero también para la española, puesto que perdería cerca del 20% de su Producto Interior Bruto, porcentaje que procede de esta comunidad autónoma.

Pensiones

Sin duda, una de las aristas más controvertidas. La independencia podría llevar al colapso del pago inmediato de las prestaciones por jubilación ya reconocidas, puesto que la desconexión jurídica llevaría a un limbo legal esta cuestión. Los independentistas aseguran, por su parte, que el déficit fiscal de Cataluña - de 9.892 millones de euros, según el Ministerio de Hacienda - servirían para financiar dichas prestaciones hasta la creación de un sistema de seguridad social propia. Esa cantidad son los impuestos que paga de más al Estado sobre lo que recibe.

No obstante, al situarse automáticamente fuera del euro, la actividad económica se desplomaría y el paro se elevaría, lo que haría prácticamente inviable generar ingresos para abonar las prestaciones en una Cataluña independiente, a lo que se añadiría otras circunstancias que ya atacan los mecanismos de cotización del resto de economías europeas, como el envejecimiento de la población. El Govern de Cataluña sostiene, sin embargo, que la comunidad presenta un mayor equilibrio en su un balance de cotizaciones sociales y de prestaciones.

Sanidad y educación

Los ajustes y recortes que han sacudido a dos de los pilares del Estado de Bienestar no han pasado de largo en Cataluña. Se trata de dos competencias transferidas a la Generalitat de Cataluña, pero que al igual que en otros territorios, se han visto golpeadas por la crisis. Hospitales y escuelas han visto mermadas sus recursos en esta comunidad autónoma y el proceso soberanista no ha hecho sino añadir otra interrogante más a este aspecto.

El abastecimiento de medicamentos y el abono de becas podrían correr la misma suerte de indefinición que el resto de sectores económicos catalanes, con la consiguiente incertidumbre que acarrearía la independencia, puesto que, de retroceder la actividad económica, el frenazo en el mercado laboral haría retroceder también recaudación fiscal y, con ella, la financiación de los servicios públicos. Además, los salarios de los catalanes, entre los más altos de los españoles, también sufrirían un drástico descenso.

Salarios medios brutos por comunidad autónoma

Infogram

Inversión y producción

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha advertido recientemente de que la independencia de Cataluña llevaría a sus ciudadanos a un empobrecimiento "brutal" y de que el paro, que era del 13,2 % en el segundo trimestre del año según la Encuesta de Población Activa (EPA), "se duplicaría", todo ello como consecuencia de la reducción del PIB entre el 25% y el 30%. Además, se cortarían los fondos del Fondo de Liquidez Autonómica, el denominado rescate territorial, por el que Cataluña ha percibido cerca de 70.000 millones desde 2013, atendiendo a los datos del Gobierno. Los estudios que exhibe la Generalitat de Cataluña no niegan este impacto, pero lo minimizan aduciendo que se trataría de una crisis inicial y que la economía sería capaz de remontar en el futuro. El turismo, otra fuente de ingresos vital, también se vería afectado por el nuevo escenario jurídico.

Fuga de empresas, deuda y nueva moneda

La fuerte inversión extranjera en Cataluña podría quedar en entredicho de producirse la independencia de Cataluña. Catalunya es la cuarta economía de la eurozona con mayor captación de inversión extranjera, solo por detrás de dos regiones del Reino Unido y otra de Rusia, según ´Financial Times´. La comunidad es puntera en sectores como innovación, investigación sanitaria, textil y química, gracias en muchos casos a la inversión de otros países. Las empresas podrían trasladar sus sedes y centros de producción, con la pérdida de puestos de trabajo y de generación de ingresos fiscales. Por otra parte, Cataluña también podría perder las inversiones de la Unión Europea, de las que es una destacada receptora, y tendría que hacer frente, por sí sola, a sus préstamos y créditos financieros desde una posición de inestabilidad y en la que, en principio quedaría fuera del paraguas del euro.