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Los "urbopaletos" del independentismo

Los jóvenes que hoy toman las calles de Cataluña son víctimas de un "brutal adoctrinamiento", dicen los sociólogos

"Las calles siempre serán nuestras", "Prensa española, manipuladora", "Fuera las Fuerzas de ocupación". Estos son los gritos que miles de jóvenes -15.000, según la Guardia Urbana- pronunciaron ayer en Barcelona en una manifestación contra las intervenciones policiales del domingo. El movimiento estudiantil es uno de los principales soportes del independentismo catalán. El motivo, aseguran los sociólogos, está en un "adoctrinamiento brutal" en las escuelas, basado en transmitir "lo que nos diferencia en vez de lo que nos une". Los expertos también advierten que no se trata de una movilización nueva, sino que supone la continuación de las protestas antiausteridad iniciadas tras la crisis económica. Las intervenciones policiales del Estado, subrayan, "confieren legitimidad simbólica al proceso independentista".

El sociólogo avilesino Arsenio Valbuena califica de "urbopaletos" a los jóvenes catalanes que ayer salieron a las calles. "Tienen una ignorancia supina de todo. Ya no sólo están perdidos en esta causa, sino en el mundo. Y el problema está en que jamás oyeron otra versión diferente de qué es España y qué es Cataluña", espeta. Valbuena resalta que el independentismo no es un movimiento que surja del pueblo, sino de los "vejestorios políticos de la burguesía" : "Es una generación alocada, dirigida por unas élites que tiene un plan". Según el experto, los "nacionalistas lingüísticos" -defiende que el único rasgo identitario de Cataluña es su lengua- utilizan a la juventud por su "capacidad de rebeldía". "Les tiras un hueso y se tiran como Snoopy a por él. Y si encima les dices que están participando en un hecho histórico, más se crecen. Al final, se comportan en una manifestación en Plaza Cataluña igual que en un concierto de Bisbal. Es fiesta", señala.

El catedrático de Sociología Rodolfo Gutiérrez explica que una norma internacional del nacionalismo es "ahondar en lo que nos diferencia y no en lo que nos une". El profesor de la Universidad de Oviedo cree que el sistema educativo "lo hemos territorializado y descentralizado demasiado"; pero no sólo en Cataluña, opina, sino en el resto de España. El también profesor del departamento de Sociología, Sergio González Begega, va más allá y pide "trazar un hilo" entre las primeras protestas estudiantiles antiausteridad en 2010 con las actuales a favor del independentismo. "Creo que desde Madrid no se calibra bien la actual capacidad de movimiento de la sociedad catalana. No hay que entenderlo como algo que comienza, sino que tiene su origen años atrás", profundiza.

En concreto, en el 15-M. "En el resto de España, los jóvenes encontraron acomodo institucional en partidos como Podemos y sus convergencias. Eso explicaría por qué el movimiento a escala nacional ha disminuido. Sin embargo, en el caso catalán ha sucedido lo contrario: esa efervescencia, que arranca como una protesta ante los recortes, va incorporando con el paso del tiempo más rasgos identitarios", manifiesta. Begega sostiene que en términos jurídicos el conflicto catalán está claro, al significar "una conculcación de las reglas básicas". En cambio, a nivel emocional "cerrar las heridas abiertas va a ser muy difícil", advierte el sociólogo de la Universidad de Oviedo. "A mi no se me ocurren maneras, que no sean políticas y no pasen por la desnacionalización del conflicto", añade.

Sergio González Begega también pone el foco en los incidentes policiales del domingo, los cuales "marcan un antes y un después" en España, al conferir "una legitimidad simbólica al proceso independentista". El experto aprecia que cada vez se habla menos de política y más de emociones. "Hoy el independentismo goza de un apoyo internacional del que carecía antes del domingo", avisa Begega, quien opina que los sucesos en Cataluña "abren más la brecha y suponen una reafirmación de símbolos entre ambos contendientes".

Ayer a las calles de Barcelona salieron los "combatientes" más jóvenes, una generación "pérdida" para coser de nuevo España, según expresan algunas voces. Los propios asturianos afincados en Cataluña muestran su preocupación por los que hoy son estudiantes reivindicativos y mañana serán unos radicales independentistas. "La historia real la tienen desacreditada. Y la que les cuentan está totalmente adulterada apoyada en que son un pueblo oprimido. Prueba de ello es que llaman a la Guardia Civil 'fuerzas de la ocupación', cuando este cuerpo lleva en la comunidad más años que todos los catalanes", se queja Arsenio Valbuena, que diserta del conflicto catalán sin pelos en la lengua.

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