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Los bulos ganan el referéndum de internet

Denuncia que la Policía le rompió los dedos de una mano y aparece con la otra vendada - La consulta catalana da rienda suelta a rumores falsos e imágenes manipuladas

Marta Torrecillas, con el brazo vendado.

En internet, y más en las redes sociales, no todo es lo que parece, y la crisis de Cataluña ha dado alas a la expansión de historias manipuladas para hacer que la realidad pareciera más cruenta de lo que realmente fue, o directamente para falsearla. Uno de los casos más sonados es el de la joven Marta Torrecillas, que en la tarde del domingo difundió un vídeo en el que aseguraba haber sido agredida por la Policía Nacional. Textualmente decía que los agentes le habían ido rompiendo los "dedos uno a uno", la habían tirado por las escaleras y le habían manoseado los pechos. Pero la dureza de su testimonio inicial fue menguando según avanzaban las horas e iban compartiéndose en la red vídeos e imágenes que echaban por tierra la mayor parte de su versión. La rotura de los dedos quedó en una mera "capsulitis". Es decir, una inflamación de una articulación.

En uno de los vídeos difundidos por la red se ve a Torrecillas, que estaba actuando como interventora en una mesa del colegio Pau Claris del barrio del Eixample de Barcelona, siendo arrastrada por los agentes. Uno de ellos forcejea con ella agarrándola por la mano derecha. Ella desde el suelo muestra resistencia. Horas más tarde la catalana concedería varias entrevistas, pero el brazo que llevaba vendado y en cabestrillo no era el derecho. Era el izquierdo.

Inicialmente, también había asegurado que el policía le había "tocado las tetas mientras se reían". Tampoco hay constancia de que eso fuera así. Luego, la propia Torrecillas matizó lo ocurrido en un programa de la televisión pública catalana (TV3) en el que aseguró que los agentes le habían causado unas lesiones en los dedos, que se le habían quedado paralizados. Ya no hablaba de que se los hubieran roto.

Pero no es el único bulo. La retahíla es larga. Tampoco era real la estelada (la bandera independentista catalana) que aparecía en una disputa entre los vecinos de Tarragona y la Guardia Civil. El mástil cruzaba a ambos contendientes. La imagen se ganó miles de retuits en Twitter, pero la enseña había sido añadida mediante un programa de edición fotográfica. La foto perdía así bastante de su épica.

Pero no acaba ahí la cosa. Cuentas anónimas de Twitter, algunos aseguran que pertenecientes a un movimiento ruso que ha salido en apoyo de los independentistas, compartieron la imagen de un niño de 13 años sangrando abundantemente por la cabeza. La pega era que el incidente había tenido lugar hace cinco años en una carga realizada por los Mossos d'Esquadra durante unas protestas en Tarragona. Nada que ver con el referéndum.

También se hizo popular otra imagen. La de una niña encarándose frente a un Policía. La foto era real, pero, otra vez, no estaba acomodada al espacio histórico actual. De hecho, había sido tomada hace un año en Chile, y ayer volvió a tomar relevancia después de que Ramón Tremosa, eurodiputado del PDeCat, la compartiera en sus redes sociales acompañada de la etiqueta "Catalan Referendum". Le llovieron las críticas.

Cualquier imagen con un poco de sangre o con alguna sismología se ha hecho estos días tremendamente viral haciendo buenas aquellas antiguas previsiones del escritor y científico Isaac Asimov que decían que en el futuro perviviría la información más popular y no la veraz. Algo así ocurrió ayer mismo cuando en las redes aparecieron las imágenes de la manifestación con motivo de la huelga general convocada en Cataluña. Entre un bullicio de gente se veía a un hombre bastante fornido y con una camiseta pidiendo la independencia de Cataluña. Estaba siendo abucheado. Pronto los tuiteros, tras reproducir el vídeo, se lanzaron a decir que se trataba de un policía que estaba infiltrado en las marchas. Nada de eso. Era realmente un independentista que regenta una tienda de nutrición. Incluso, ante la enorme repercusión que estaban teniendo las imágenes el protagonista acabó llamando a un programa de radio para desmentir que fuera un policía encubierto y tratar de desenredar el enredo.

También durante la huelga se desató el rumor, convertido por muchos tuiteros en verdad, de que un Policía Nacional destinado en Barcelona había muerto debido a un infarto. Hasta la cuenta oficial del cuerpo tuvo que desmentir el fallecimiento. El Policía, efectivamente, había expirado, pero a unos cientos de kilómetros de Cataluña. En su casa de Valladolid.

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