Anna Teixidor (Figueres, Girona, 1978) es periodista de la televisión pública catalana (TVC) y doctora en Comunicación Social por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Trabaja en los servicios informativos y ha elaborado diversos reportajes para el programa "30 minuts", entre los cuales destacan "A la recerca del paradís" ("En busca del paraíso") y "Desarmar Estado Islámico" ("Desarmar Estado Islámico"), ambos fruto de una intensa investigación en torno al yihadismo. Es autora del libro "En nombre de Alá. Conversaciones con yihadistas españoles y sus familias", que llegará a las librerías el próximo lunes. Hoy participa en un debate sobre los atentados del pasado mes de agosto en Cataluña, que se desarrollará en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, a partir de las 20.00 horas.
- Pasado mes y medio desde los atentados de Las Ramblas y Cambrils, ¿qué grandes conclusiones se derivan de lo sucedido?
-Aun falta perspectiva para saber exactamente qué ha podido fallar y estamos pendientes de la investigación de la policía para tener más datos. De momento, hay algunos elementos que nos obligan a reflexionar. En primer lugar, la población donde vivían los terroristas, Ripoll, aún está impactada ante un fenómeno que, una vez más, señala que la integración social no es incompatible con padecer un proceso de radicalización. En segundo lugar, que se trata de una amenaza que puede darse en cualquier momento y en cualquier lugar, y que difícilmente podemos prevenir. Por eso es muy importante que las fuerzas policiales trabajen coordinadamente. Y, en tercer lugar, que tiene que hacerse algún tipo de control más exhaustivo sobre los imanes que predican en las mezquitas.
- ¿Lo ocurrido fue más un acierto de los yihadistas o una cadena de fallos de los políticos o las fuerzas de seguridad?
-Los planes de los terroristas se frustraron con la explosión de Alcanar. Por lo tanto, todo lo que pasó a partir de ese momento fue, según las informaciones que tenemos, fruto de la improvisación. Si hubieran logrado sus propósitos, hubiera sido aún más catastrófico, con innumerables víctimas. Ahora bien, deberá analizarse cómo ninguno de los servicios de información que trabajan en Cataluña detectó el peligro potencial de esta célula teniendo en cuenta que el presunto cerebro, Abdelbaki Es Satti, había sido ya investigado en relación a operaciones antiterroristas.
- ¿Podría aprovecharse el Daesh de la actual situación de Cataluña?
-Son dos temas diferentes. Se trata de un problema global que puede afectar a cualquier punto de España. Por tanto, no se debe bajar la guardia. Ahora mismo, estamos en el nivel 4 de 5 de un posible atentado.
- Tras los sucesos del pasado domingo, ¿puede resentirse la colaboración entre los Mossos, la Policía y la Guardia Civil?
-La colaboración entre los cuerpos policiales que operan en Cataluña en materia antiterrorista no es buena, pero lo mismo pasa en el resto de la Península entre la Policía Nacional y la Guardia Civil. Desafortunadamente, conocí de primera mano el caso de una chica a la que Daesh intentó reclutar y que acabó trabajando para un cuerpo policial a través de las redes sociales. Meses después, otro cuerpo policial la detenía acusada de difundir propaganda yihadista. Finalmente, su causa fue archivada porque la Fiscalía se dio cuenta que habían cometido un error. La coordinación entre los cuerpos había fallado.
- ¿Cómo puede acabar el movimiento secesionista?
-Ahora mismo hay mucha incertidumbre y preocupación sobre la situación en Cataluña. El tiempo dirá como se resuelve pero, en todo caso, actuando siempre de una manera pacífica.
- ¿Quizá el Gobierno central debería dar una salida honrosa a Puigdemont para pacificar la situación?
-Lo que tienen que hacer los políticos es hablar, dialogar, negociar. Cuando elegimos a nuestros representantes, la finalidad es entenderse para resolver los obstáculos que vayan encontrando en la legislatura. En este caso, es necesario que se sienten y hablen los máximos dirigentes del Estado español y de Cataluña.
