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Tras la consulta sobre la secesión catalana | Antecedentes y consecuencias

El kilovatio no es secesionista

La independencia comprometería la seguridad del suministro eléctrico

El kilovatio no es secesionista

Si hay algo verdaderamente solidario desde el punto de vista territorial en España es el flujo de electricidad. El mallado de transporte mueve los kilovatios desde las centrales de generación a las redes de distribución y a los centros de consumo según una lógica que por distintas razones (técnicas, económicas y en algún caso políticas) ha hecho a unas regiones excedentarias y a otras deficitarias, dependientes de la producción de otras. Entre estas últimas esta Cataluña. En 2016, su producción interna fue equivalente al 92,8% de su consumo.

Es un déficit moderado, muy inferior al del País Vasco, que, como Cataluña, con frecuencia ha intentado desplegar políticas para caminar hacia la autosuficiencia eléctrica, asunto económico medular para plantear la independencia. ¿Sería energéticamente viable una Cataluña separada de España? Hay que empezar por decir que sólo en caso de una desconexión pactada sería factible abordar una operación tan compleja, con repercusiones de gran alcance para la seguridad de suministro y la operativa del sistema en ambos lados.

A primera vista se puede afirmar que, con la potencia instalada actual, Cataluña estaría en disposición de generar suficiente electricidad para autoabastecerse. Lo habría conseguido en 2016 si los ciclos combinados (centrales de gas) que tiene la región (4.174 megavatios de capacidad productiva) hubieran funcionado más horas.

Ahora bien, una Cataluña energéticamente independiente tendría una dieta eléctrica magra en renovables (7%, frente al 24% español) y pesada en energía nuclear (50%, frente a un 21%). La cobertura de la demanda dependería por tanto de manera determinante de las centrales atómicas de Tarragona (Ascó y Vandellós), cuyas autorizaciones españolas expiran en 2020 y 2021 al cumplir los 40 años. Para funcionar más allá se requerirían inversiones que repercutirían en la tarifa y decisiones políticas que rechazarían los socios más a la izquierda de Puigdemont.

España tiene unida un sistema eléctrico con problemas de precio, pero técnicamente muy robusto y seguro. Lo primero no se arreglaría en Cataluña con la ruptura y lo segundo podría quedar comprometido en caso de que la hubiera.

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