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LEOPOLDO TOLIVAR ALAS | Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo

"Es dudoso que el artículo 155 faculte al Estado para convocar elecciones en Cataluña"

"La movilización y la desobediencia de los independentistas, por más pacífica que se quiera, puede acabar siendo violenta"

Leopoldo Tolivar Alas. LNE

Lepoldo Tolivar Alas, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo, es uno de los mayores especialistas en uno de los asuntos más de moda de las últimas semanas: el famoso "artículo 155" de la Constitución española, aplicado ahora a Cataluña. En 1980 obtuvo el doctorado en Jurisprudencia por la Universidad de Bolonia (Italia) con la máxima calificación y el Premio Extraordinario "Vittorio Emanuele II" con la tesis titulada "El control del Estado sobre las regiones en el ordenamiento italiano y español".

- ¿Por qué eligió esta temática para su tesis doctoral?

-Fui becado a Bolonia a finales de 1978, coincidiendo con la aprobación de la Constitución. El modelo autonómico era una gran novedad en España, pero estaba asentado en Italia. Tanto mis maestros españoles (Sosa Wagner y García de Enterría) como el director italiano (Fabio Roversi-Monaco), convinieron en que el tema más delicado e interesante, conociendo, además, el precedente de la II República, era el del control estatal, ordinario y extraordinario, sobre las comunidades autónomas.

- ¿Pensó entonces que llegaría a estar tan de moda?

-No. Aunque lógicamente ya había movimientos nacionalistas extremos, especialmente en el País Vasco, siempre esperas que haya una lealtad institucional, propia de los estados federales, que impida situaciones tan graves como las que estamos viviendo.

- ¿Es un artículo bien redactado, bien situado en la Carta Magna?

-Todos sabemos que es una traducción del artículo 37 de la Constitución federal de Alemania que, a su vez, tiene precedentes más antiguos. Durante la elaboración constitucional se tuvieron en cuenta otros modelos, pero no prosperaron. Todos los Estados compuestos tienen mecanismos ejecutorios. Algunos, menos respetuosos que nuestro 155. Lo que no existe en el mundo civilizado son constituciones que permitan el despiece de su territorio y, aun menos, de forma unilateral.

- ¿Cómo ve la aplicación que ha acordado el Gobierno de Rajoy?

-Se ha querido esperar hasta el final por si había alguna rectificación. Es evidente que la bola del secesionismo pudo haberse aminorado, tanto con el ejercicio de algunas competencias estatales (el fracaso de la Alta Inspección educativa es bochornoso), como impidiendo el cuestionamiento de la constitucionalidad del Estatuto catalán de 2006. Ahora, ya era un clamor que se iba a apelar al artículo 155.

- ¿De qué bazas dispone el Gobierno central para salirse con la suya?

-Se pretende restablecer el orden constitucional. Se prevé la remoción del Gobierno catalán, la jerarquización o supervisión de sectores sensibles (economía, que ya estaba intervenida, policía, medios públicos de comunicación...) y la convocatoria de elecciones. El problema es el grado de acatamiento de estas medidas y si Cataluña no se convierte en un campo de insumisión y agitación callejera.

- ¿Y qué opciones tienen los independentistas?

-Ya lo estamos viendo: persistir en el propósito independentista, acudir también al Tribunal Constitucional por el posible exceso de las medidas (el concepto indeterminado de "medidas necesarias" ofrece muchas interpretaciones) y, en el caso de algunos, la movilización y la desobediencia que, por más pacífica que se quiera, acaba siendo violenta.

- "En el conflicto catalán hay que hacer política", dicen algunos. ¿Cómo puede distinguirse en el embrollo catalán lo que son medidas judiciales y lo que son acciones políticas?

-Es evidente que ha habido llamadas al diálogo, que ahora es una palabra manoseada y poco creíble. Todo es reformable desde la ley y ahí está la política. Pero cuando alguien no quiere hablar o exige, con imposiciones inconstitucionales, que se acepte, sin más, su voluntad, no cabe otra alternativa que cuestionar en vías jurisdiccionales las ilegalidades que hayan podido cometerse.

- ¿Cuánto tiempo puede prolongarse esta situación?

-En principio, seis meses. Pero ya veremos el escenario que deparan unas nuevas elecciones y si antes no hay un pronunciamiento del Tribunal Constitucional que cambie, en parte, ese escenario o los actores.

- ¿Y si en las próximas elecciones catalanas ganan las opciones independentistas con claridad?

-Es algo más que una posibilidad, lo que, personalmente, lamentaría. Estaríamos en las mismas y con el refuerzo "plebiscitario" de los votos, alimentados por el victimismo. Es arriesgado convocar elecciones autonómicas. Primero, porque es más que dudoso, constitucionalmente, que el 155 faculte a hacerlo. Y segundo, porque puede ser contraproducente. Pongo un ejemplo: en el ámbito municipal, la ley local (artículo 61), permite de forma nítida, también con autorización del Senado, la disolución de corporaciones y la convocatoria simultánea de elecciones. Pues ni el PSOE ni el PP lo quisieron aplicar a los ayuntamientos con mayoría proetarra, porque sabían que unos nuevos comicios traerían las mismas mayorías. Se aplicó en Marbella...

- ¿Sería conveniente, como piden algunos, que además de elecciones en Cataluña las haya en España?

-Muy posiblemente. Personalmente, creo que hay razones de desgaste, de mayorías complicadas, de casos de corrupción, que merecerían una renovación de las Cámaras, incluso pensando en la reforma constitucional. Pero no creo que fuera bueno hacer coincidir unas generales con estas singulares autonómicas, tan llenas de incertidumbres.

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