El expresidente de la Generalitat Artur Mas se ha desmarcado este martes de la declaración unilateral de independencia que aprobó el Parlament catalán el pasado 27 de octubre, subrayando la fecha en la que aceptó renunciar a la presidencia de Cataluña a favor de Carles Puigdemont.

"Soy el principal responsable de este proceso, pero no el único, hasta el 10 de enero de 2016", ha dicho Mas, señalando el día que fue investido Puigdemont con el apoyo de Junts pel Sí y los diputados de la CUP, que habían exigido la retirada de Mas a cambio de su respaldo a un gobierno independentista.

"Cuando vi que no iba a ser presidente de la Generalitat, en vez de convocar de nuevo elecciones, decidí marchar, así que algo sí que asumí, porque no es normal que los presidentes se aparten", ha añadido al responder las preguntas del público en un coloquio en Madrid organizado por el Club Siglo XXI, donde ha debatido con otro expresident de la Generalitat como José Montilla, así como con los que serán candidatos del Partido Popular y Catalunya en Comú a las elecciones del 21 de diciembre, Xavier García Albiol y Xavier Doménech.

Según Mas, durante los últimos meses, los previos al referéndum y posterior declaración unilateral de independencia, ha "colaborado" con el "proceso" cuando ha sido "consultado", limitando así su participación en las decisiones del Govern de Puigdemont a un rol puntual de asesoramiento.

Sin embargo, Mas ha defendido la naturaleza "democrática" y "no violenta" del "proceso" independentista durante los últimos cinco años, en los que "no ha habido ningún problema importante de orden público", ha destacado, y también a sus protagonistas. "No son unos incultos ni unos ignorantes", ha dicho ante el auditorio madrileño.

En ese sentido, Mas ha reclamado que se escuche la demanda del independentismo para ofrecer desde el Gobierno de España "respuestas a la altura de las circunstancias". "Y esto necesita una respuesta política más allá de meter a gente en la cárcel, o aplicar la intervención de la autonomía catalana", según el expresident de la Generalitat.

"La independencia no es un capricho de cuatro locos"

Mas ha inisistido en que el objetivo de la independencia sigue "perfectamente vigente" y no es "un capricho de cuatro locos o cuatro gatos", sino que es compartido por más de dos millones de personas en Cataluña.

Artur Mas: La independencia "es un objetivo político compartido por dos millones de personas"

Artur Mas: La independencia "es un objetivo político compartido por dos millones de personas"

Mas: La independencia "es un objetivo político compartido por dos millones de personas". Vídeo: Agencia ATLAS/Foto: EFE

Mas ha instado a no confundir "el objetivo con si este objetivo es posible o no" y ha explicado que otra cuestión es que por parte sectores soberanistas se haga "una reflexión" sobre lo ocurrido y si hubo "control de los tiempos inteligente o no".

Para Mas esa anulación por parte del TC de varios artículos del Estatut "lo que hace es expulsar de marco constitucional a mucha gente" que hasta el momento había trabajado dentro.

Montilla ha coincidido en que en ese momento se produjo un problema porque "una gran parte de la sociedad catalana se sintió ofendida por aquella sentencia y por las circunstancias en las que se produjo", aunque ha puntualizado que "es verdad que el independentismo no viene de ahí".

Según ha recordado, a partir de esa sentencia aún hubo "un período de feliz colaboración" entre el Gobierno de Mas y el PP para aprobar los presupuestos catalanes y "eso se rompió a partir del año 2012" cuando se inició una "deriva" que ha llevado a la situación actual de "enorme preocupación en la sociedad catalana".

Para Albiol, tanto Montilla como Mas están "usando una excusa de mal pagador para justificar una cosa incalificable" al decir que la raíz de esta situación se encuentra en la sentencia del TC, ya que el conflicto surge cuando Artur Mas "decide liarse la manta a la cabeza ir a ver a Rajoy y pedirle en 2012 una mejor financiación para Cataluña", en plena crisis.

Además, ha hecho hincapié en que el Gobierno "está abierto a medidas como la reforma constitucional, pero no para que ésta sirva para dar satisfacción a los independentistas". Sobre la aplicación del artículo 155, ha señalado que "ha sido una medida correctora" que ha ido acompañada de "dar la posibilidad para que los catalanes pudieran tener la palabra en unas elecciones autonómicas".

Por su parte, Domènech ha explicado que lo primero que hay que asumir es que existe un problema en la relación entre Cataluña y España y que, de no hacerlo, se avecina una "crisis sin parangón". Para solucionarla, ha abogado por elaborar una propuesta que vaya "más allá del sí o el no" a la independencia.

Según ha dicho, hay una parte de los catalanes que "no quiere la independencia, pero no significa que no quiera cambio", por lo que ha insistido en avanzar en esta propuesta y no en medidas como el 155, que "es pan para un minuto y hambre para toda la vida".