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Sin noticias de las urnas

Pedro Sánchez se resiste a ser un presidente accidental, y Rajoy, a dimitir, mientras el famoso "Gobierno Frankenstein" se abre paso

Pedro Sánchez, tras intervenir. EFE

Rajoy suele crecerse en la oratoria, algo que no es muy común entre la clase política actual. Sus mejores momentos de ayer fueron cuando hurgó en las contradicciones del PSOE, ironizó sobre la condición volátil y oportunista de Pedro Sánchez y le hizo un traje a la medida a Podemos en relación a sus apetencias presupuestarias, que provocó carcajadas entre los suyos. Pero seguramente no era el día ideal para emplear la munición en sarcasmos. Prueba de ello es la cara de circunstancias ante la invitación a dimitir del candidato del Gobierno Frankenstein. Naturalmente no se trataba del gesto sincero de un líder de la oposición que se veía como presidente en la Moncloa tras regresar del mundo de los muertos, sino de una manera de ocultar las verdaderas ambiciones personales. Una misión tal vez imposible porque Sánchez es cristalino en su obstinación monclovita. No hace falta que nos lo recuerde Rajoy, sorprendido y arrastrado una vez más por una actualidad que viene del pasado y le condena de modo implacable en el presente.

El todavía presidente del Gobierno era ayer por la mañana en el palacio de la Carrera de San Jerónimo la sombra desvaída del político que hace unos días se las prometía felices con un Presupuesto aprobado y que, en cambio, pasará a la historia como el primer jefe de un Ejecutivo español obligado a irse por una moción de censura. Del mismo modo que Pedro Sánchez puede convertirse en el primer extraparlamentario presidente del Gobierno. Por ese motivo, el líder socialista no se anduvo por las ramas a la hora de fijar el precio de su obsesión. Enseguida recalcó que respetaría el Presupuesto que tan sólo hace unos días rechazaba, para tranquilizar a los nacionalistas vascos, que para no quedarse solos le han ofrecido su apoyo. Y se brindó a dialogar con el Govern del "nazi Torra", manejado por independentistas cuya única razón de ser y de actuar todos conocemos, para conseguir sus votos. ¿Dialogar acerca de qué? Si abre el melón de las concesiones el retorno acabará probablemente por pasarle factura en las urnas. En la política, las apariencias también condenan aunque no se traduzcan en hechos inmediatos porque no exista la posibilidad de hacerlo.

No se refirió, sin embargo Sánchez, a una fecha para convocar elecciones, la salida más democrática a una situación como la que vive España. Tras haberle oído decir que sus principales prioridades son regenerar el país y resolver sus problemas cabe sospechar que las urnas no están en su horizonte inmediato. Asusta pensar que el líder exprés socialista no tiene vocación de presidente accidental, pero aún más imaginar que pretende tirar hacia adelante con 84 diputados, Pablo Iglesias pidiéndole un Gobierno más fuerte que el del Partido Popular y los independentistas llamando a la puerta para obtener contrapartidas.

Rajoy no volvió por la tarde. Nadie sabe si se despidió de los leones de Ponzano que guardan las Cortes. Hoy, seconda puntata, volverá con la idea de que ya ha sido arrojado a ellos; su entorno más cercano transmitió que no dimitirá como hizo Adolfo Suárez, porque hacerlo en sus circunstancias no serviría de mucho. Quería reemprender una nueva vida política plantando cara a Albert Rivera para ganar la batalla del centroderecha y lo que ha logrado, por ahora, ha sido el paréntesis de un Gobierno Frankenstein que despierta todas las inquietudes habidas y por haber. No es lo de Italia pero empieza a parecerse.

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