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Hunosa tiene un plan para sacar carbón hasta 2025 y mantener 800 empleos

El nuevo Gobierno tendrá sobre la mesa una hoja de ruta que incluye prolongar la vida del pozo Nicolasa y abrir una nueva mina a cielo abierto

Lavadero de El Batán. SILVEIRA

Hunosa tiene un plan para seguir extrayendo carbón hasta 2025 y mantener una plantilla de más de 800 trabajadores. La hoja de ruta, a la que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA y que ya fue presentada tanto al Ministerio de Energía como a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), prevé prolongar la vida del pozo Nicolasa de Mieres hasta 2020 para abastecer de carbón a la central térmica de La Pereda y a partir de ese año extraer mineral en una nueva mina a cielo abierto en las Cuencas. Al mismo tiempo, la compañía seguiría adelante con sus iniciativas en nuevas energías, como la geotermia y la biomasa, y convertiría su lavadero de El Batán, en Mieres, en un nuevo centro de negocio al abrirlo a otras empresas ya interesadas, por ejemplo, en el tratamiento del carbón siderúrgico.

El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, que quiere hacer de su política energética una de sus banderas, tendrá que afrontar el fin de las ayudas públicas a la minería de carbón, fijada por la UE para el próximo 31 de diciembre, y el futuro de la empresa estatal Hunosa, que cuenta ahora con cerca de 1.200 trabajadores. Quien ocupe la presidencia de Hunosa se encontrará encima de la mesa con una hoja de ruta para mantener la actividad hasta 2025. La ha elaborado el equipo de la actual presidenta María Teresa Mallada con el asesoramiento de la consultora multinacional KPMG, que participó en el plan de cierre de la minería alemana.

El denominado Plan de transición energética de la cuenca carbonífera central asturiana ya fue presentado por la dirección de Hunosa al Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, a la SEPI, a la patronal minera Carbunión y, en encuentros informales, a miembros de la Comisión Europea. En varias de esas reuniones estuvo presente la directora general de Política Energética y Minas, María Teresa Baquedano. Las principales líneas del plan son las siguientes:

Indulto para Nicolasa. Para garantizar la actividad de Hunosa hasta 2025 con unos niveles de empleo de más de 800 trabajadores se necesita un periodo de transición de tres años -hasta 2021- en el que se mantenga abierto uno de los tres pozos que aún están en activo. El elegido es Nicolasa, en Mieres, donde más mineral se extrae. Los otros dos, Carrio y Aller, dejarán de sacar carbón este año y para defender la continuidad de Nicolasa Hunosa se ha armado de informes técnicos y jurídicos tanto propios como externos -uno de ellos firmado por Alejandro Huergo, catedrático de Derecho Público de la Universidad de Oviedo- para reclamar una excepción a los obligados cierres que exige Europa a las minas que han recibido ayudas públicas. En esos informes se argumenta que la producción de carbón de Nicolasa desde 2010 coincide con el consumo de mineral de la central térmica de Hunosa en La Pereda y que por tanto ese carbón no ha recibido ayudas públicas a la producción que sí ha obtenido el mineral que se extrae en otros pozos de Hunosa y que se vende a la central de Soto de Ribera, propiedad de EDP. Los informes destacan que se puede comprobar la trazabilidad de ese carbón de Nicolasa, su origen y destino, porque su cantidad de cenizas no lo hacen apto para quemar en la térmica de EDP y por ello se consume exclusivamente en La Pereda mezclado con otros combustibles como material de escombrera. "Si no hay ayudas públicas no se puede obligar al cierre de la unidad de producción", concluye el informe de la Universidad de Oviedo. En Nicolasa se podrían seguir sacando entre 140.000 y 150.000 toneladas de carbón con 345 mineros en 2019 que se reducirían a 199 en 2021.

La vuelta del cielo abierto. Ese periodo de transición de tres años con Nicolasa abierto es necesario para preparar la apertura de una nueva explotación a cielo abierto en las Cuencas que permita extraer mineral para la térmica de La Pereda con menores costes. Hunosa cerró sus últimas minas exteriores en 2000 por su impacto pero quiere volver a extraer mineral a cielo abierto al igual que se hace en otras regiones españolas como Aragón, donde la actividad es rentable. Hunosa realizó estudios en cuatro zonas de las Cuencas -la Güeria de San Juan en Mieres, Los Artos en San Martín del Rey Aurelio, los Pontones en Aller y Esperanza en el límite entre Morcín y Mieres- y ya tiene identificada un área de explotación. En el proyecto están interesadas otras dos empresas con las que Hunosa podría aliarse para salvar la reticencias de la SEPI a nuevas iniciativas en solitario, sin la presencia, al menos, de un 40% de capital privado. Ese cielo abierto podría explotarse durante al menos cinco años con una plantilla de 150 trabajadores. Una vez finalizada la extracción de carbón se necesitaría un periodo de otros cinco años para abordar la restauración. Con el cielo abierto Hunosa podría mantener una plantilla estable de 816 trabajadores entre 2021 y 2025.

La eco-combustión. Entre 70 y 75 empleos seguirían ligados a la central térmica de La Pereda, que quemaría toda la producción de mineral de Hunosa. No obstante, la compañía también quiere utilizar biomasa, combustibles sólidos recuperados o lodos procedentes de depuradoras. Y todo ello acompañado de la puesta en marcha d e la planta de captura de CO2 para eliminar emisiones.

La postminería. Tras el cierre de las minas no se pueden abandonar labores como el bombeo de agua o dejar de atender los problemas de subsidencia. Por ello Hunosa prevé que 286 trabajadores se dediquen a esas tareas vinculadas a los denominados "costes eternos" de la actividad y que en otros países son financiados por las administraciones públicas.

Nuevas energías. Hunosa ya se ha introducido en los negocios de la geotermia y de la biomasa y también tiene en marcha estudios para el aprovechamiento hidroeléctrico del agua de mina.

El negocio del lavadero. El equipo dirigido por Mallada también pretende sacar rentabilidad al lavadero de carbón de El Batán, en Mieres. La idea es abrirlo a otras empresas para que lo utilicen para el tratamiento de mineral -incluso importado- y destinado principalmente a los sectores siderúrgico y químico. Los subproductos de ese lavado pueden ser también incorporados a la térmica de La Pereda o vendidos. En el lavadero trabajarían 70 personas.

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