Pablo Casado arremetió ayer contra sus dos principales rivales en el proceso interno para elegir al sucesor de Mariano Rajoy y acusó a Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría de obstaculizar su campaña con "zancadillas". Con estas acusaciones, Casado, quien insiste en que está recibiendo presiones de las candidaturas más fuertes, hizo subir el tono de la confrontación. Las dos candidatas rechazaron replicar a las acusaciones del vicesecretario de Comunicación del PP, que atribuyen a sus nervios por las desafecciones que se registran en sus filas. Cospedal y Sáenz de Santamaría reprochan a Casado que dañe al partido al cuestionar de forma reiterada la limpieza del proceso interno.

El vicesecretario de Comunicación asegura que no piensa integrarse en ninguna de las listas de quienes se impongan en las urnas el 5 de julio y renuncia por adelantado ser candidato a la Alcaldía o a la Comunidad de Madrid. Insinúa incluso la posibilidad de abandonar la política si no gana, aunque también afirma que se quedará para asegurarse de que no haya represalias contra quienes le han apoyado y de que tienen el puesto que se merecen.

"Yo no voy a entrar en reproches", señala Dolores de Cospedal, quien instó a Casado a denunciar lo que considere malas prácticas. La secretaria general del partido niega tener constancia de nada de lo que expone Casado y afirma que ella siempre pide a los cargos y militantes que "ni presionen, ni tensionen, ni creen heridas que luego no se puedan cerrar".

El presidente de la comisión organizadora del congreso del PP, Luis de Grandes, descarta introducir cambios en el procedimiento, tal como reclaman algunos de los candidatos para atenuar la baja participación de los militantes en la elección directa. "La comisión no puede ni innovar ni flexibilizar sino que tiene que ejecutar y aplicar las normas que nos han sido dadas y que no nos hemos inventado nosotros", señala De Grandes, quien ayer exigió a los candidatos que "no desprestigien al partido". "Yo he dicho que no van a ser unos juegos florales, pero tampoco debe ser un juego de tronos", afirma.