No era su candidato el que será su presidente, pero Mercedes Fernández no se arrepiente "casi nunca". La sonrisa seguía allí, al menos por fuera, cuando la presidenta de los populares asturianos salió del plenario de cierre del congreso que hizo presidente del PP a Pablo Casado. La carrera acababa de dejar en el camino a Soraya Sáenz de Santamaría, la aspirante a la que votó Fernández, su preferida desde que el pasado viernes se despojó de la neutralidad y desveló sus apetencias casi con las urnas puestas. Sin salir de este proceso, o de lo que va de mes, es la segunda vez que su apuesta y el resultado difieren: ni Dolores de Cospedal superó la ronda de votación de los militantes ni ganó la exvicepresidenta en esta vuelta de compromisarios, pero no hay dolor. "De lo que no me arrepiento nunca", dijo ayer, nada más cerrada la persiana del congreso, "es de jugar con la baraja siempre encima de la mesa. Que no me busquen en el enredo o en las maniobras por debajo, en estar con todos y con nadie. Esa no soy yo", remató la líder del PP en Asturias antes de asegurar que su apuesta, que no era Casado, y que por tanto no coincidía con la de Cospedal, fue el fruto más de una interpretación del sentir colectivo de la militancia que de una elección personal.

Su cargo la obliga, precisó, "a interpretar a los más" y a dejar los deseos propios al margen. "Si no hubiera dejado lo mío en un segundo plano, las cosas tal vez habrían salido de otra manera", aventuró. El asunto es que salieron así, que ella felicitó a Casado y que su secretario general, Luis Venta, saldrá del comité ejecutivo del PP nacional. El apoyo de los populares asturianos a Sáenz de Santamaría llevaba como contrapartida la promesa del mantenimiento de Venta junto a Mercedes Fernández (que por su cargo tiene un puesto "nato"), pero la derrota cambia las cosas.

Las representantes asturianas en el comité son ahora dos que ya estaban, ella y la avilesina Reyes Fernández Hurlé, que también es componente "nata" por razón de su puesto como secretaria general nacional de Nuevas Generaciones, pero que al ser designada además por el presidente se asegura seguir en el organismo incluso cuando expire su mandato en la organización juvenil del PP, previsiblemente dentro de dos años. En la junta directiva, máximo órgano entre congresos del que también forman parte los miembros del comité ejecutivo, Isabel Pérez Espinosa habría seguido si hubiera ganado Sáenz de Santamaría, pero el triunfo de Casado la hará salir para ser sustituida por el ovetense Pablo Álvarez-Pire, que tiene en Asturias el mismo cargo que Casado en Madrid, vicesecretario de Comunicación, y que presidió las Nuevas Generaciones asturianas.

El resumen de los cambios que arrastra el relevo hacen salir a dos asturianos y entrar a uno y Mercedes Fernández destaca como una "evidencia numérica" que Asturias pierde representación, que hasta le parece una "paradoja que una persona que ya es miembro (Hurlé) redoble su presencia y esté dos veces (como nata y como electa), pero el resultado obliga a tragar saliva, a acatar y ponerse detrás del vencedor.

A pesar de que ella habría elegido otra cosa, el PP tiene un presidente que a la líder de los populares asturianos le agrada. "Soraya ha demostrado una gran elegancia en la derrota y Pablo Casado una gran generosidad en la victoria", dijo la presidenta antes de agradecer la amplitud de las distancias, "una victoria irrefutable" que hace que el PP salga de ésta "más fuerte, cohesionado y más ganador" y tenga un "gran presidente" "al que profeso un gran cariño y admiración. Con Pablo tengo una relación tejida desde hace mucho tiempo y un nivel alto de confianza".

El sistema electivo

La elección de Casado supone que los compromisarios, los que tienen la última palabra de acuerdo con este sistema electivo en dos vueltas que se ha dado el PP, han decidido corregir a las bases y han optado por otorgar la presidencia al segundo clasificado en el recuento de los votos de la militancia por delante de la primera. El método "no es pluscuamperfecto", razona Mercedes Fernández, y tiene conceptos que "deben ser objeto de análisis y reflexión". Concreta y se refiere a la libertad de voto de los compromisarios, y a su propia incapacidad de responder a los votantes que el pasado día 5 le preguntaban qué compromisario iba a defender a qué candidato. Eso no existe, los compromisarios son "libérrimos" y la ausencia de un mandato expreso "puede generar una quiebra del sistema".

El encumbrado por el método, Pablo Casado, sólo se refirió a Asturias una vez en su discurso de la victoria. Recorrió las regiones una a una y al llegar al Principado dijo "vamos a conquistar Asturias". Sin más. En la traducción de Mercedes Fernández, no se refería a dentro, sino a fuera del partido: "Conquistar quiere decir que la izquierda radical pase a la oposición".