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Los asturianos que vieron a Pablo Casado ganador

Los apoyos en la región del nuevo presidente del PP, mucho menos numerosos que los de sus rivales femeninas, reúnen a un puñado de exalcaldes y líderes locales

Avelino Sánchez.

Al arrancar la guerra de sucesión en el PP sobraban los dedos de las dos manos para contar los asturianos que abiertamente, con la cara y el nombre y los apellidos, dieron un paso al frente detrás de Pablo Casado. Eran nueve. El grupo que respaldaba al aspirante fue siempre menos numeroso y sobre todo menos pródigo en nombres significados que los de sus dos rivales femeninas, las que tuvieron el sustento expreso de los aparatos fuertes del partido, el regionl o los locales con enjundia. De hecho, los promotores de su candidatura en el Principado no llegaron a poder conseguir interventores ni para la mitad de las mesas de votación de las primarias del día 5.

Con el avance de la campaña, eso sí, aparecieron más, unos en la sombra y otros de cara, un puñado de exalcaldes y exconcejales, presidentes y algún secretario general de juntas locales, hasta que el final es una lista todavía reducida y menos lucida en cuanto a cargos orgánicos que las que respaldaban a Dolores de Cospedal o a Soraya Sáenz de Santamaría. Sí tiene por ejemplo a los exalcaldes de Llanera y Grado, Avelino Sánchez y Antonio Rey, respectivamente, y algún otro relevante sustento en las juntas de Gijón, Cudillero y el Oriente, entre otras.

Junto a la coordinadora del grupo, la exconcejala de Oviedo Paloma Gázquez, en la relación primigenia de apoyos explícitos también estaba el presidente de la junta local de Carreño, José Ramón Fernández. De ahí hacia abajo en cuanto al cargo orgánico, el secretario de la junta local de Peñamellera Baja, Fernando López Padruno, y seis militantes: Juan Manuel González Mortera (Oviedo), María Paz Viña (Gijón), Covadonga Ovín, que fue interventora para la candidatura de Casado en la mesa de Avilés; Víctor Mendieta, que hizo la misma función en Siero, Javier Brea (Langreo) y Tamara Pérez (Gozón).

Llanera, Grado, Gijón

Esos nueve del inicio son los de la cara y el nombre, pero en el camino fueron encontrando alientos como los de Sánchez, Rey o algunos más a los que la prudencia aconsejaba mantenerse "en la sombra". En la fase de votación de la militancia, cuando Casado quedó segundo en toda España, en Asturias ganó en sólo dos de las 22 mesas, en la de Llanera -donde coordina Avelino Sánchez- y en la de Cudillero, cuya junta local tiene al frente a la diputada por el occidente Carmen Pérez García de la Mata. Las evoluciones del candidato Casado fueron agradando a más militantes y líderes locales del partido. Despertó simpatías en el Oriente y entre otras en parte de la cúpula directiva de la junta local de Gijón.

De todas esas partes venían votos que no coincidían con las consignas mayoritarias de las aristocracias del partido en Asturias, volcadas con Dolores de Cospedal o con Soraya Sáenz de Santamaría. Del lado de Casado, los hechos apuntan a la presencia adicional de los líderes de Nuevas Generaciones, el vivero de donde viene el nuevo presidente del partido y que gana presencia en la dirección con la avilesina Reyes Fernández Hurlé, secretaria general nacional de la organización juvenil y escogida para el comité ejecutivo, y Pablo Álvarez-Pire, expresidente de Nuevas Generaciones en Asturias y nuevo miembro de la junta directiva nacional.

Al final de este proceso, los afines asturianos al nuevo presidente, con todas las reservas a que induce el voto secreto, creen haber obtenido unos 25 de los 64 votos de compromisarios asturianos en el cónclave que encumbró a Casado. Unos días antes sólo tenían diez; a continuación, creen que pudieron añadir a quince de los que en la primera vuelta respaldaban a Cospedal. No esperaban ganar ni consideran que hayan obtenido el respaldo mayoritario de los representantes asturianos en el congreso, pero sí arañaron algunos más de los que tenían unas fechas antes y se congratulan, teniendo en cuenta que aquí Casado no fue nunca el candidato de ningún aparato.

Las conversaciones de pasillo durante las muchas horas muertas del cónclave daban fe de que en la delegación asturiana, mayoritariamente apoyada en la ronda final en Sáenz de Santamaría, había asimismo más respaldos para Casado de los que podrían haberse vaticinado en un principio. Los había, muchos, que lamentaban la derrota de la exvicepresidenta, pero junto a ellos pasaban otros conformes con la victoria del exvicesecretario de Comunicación y elogiosos con su pericia oratoria en los dos discursos que pronunció en la jornada de clausura. Entre estos complacidos estaba el secretario general de los populares de Gijón, Pablo González.

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