Durante dos meses estuvo preparando los atentados en Cataluña de 2017 la célula de Ripoll, tiempo en el que sus integrantes compraron centenares de litros de agua oxigenada y acetona para fabricar el explosivo conocido como "la madre de Satán" y vendieron joyas de oro para conseguir rápidos ingresos.

Informes de los investigadores que obran en el sumario de la causa, al que ha tenido Efe, detallan la importancia y "capacidad de adaptación y de flexibilidad" del grupo logístico de la célula, encargados de llevar a cabo todo tipo de trámites para preparar los atentados de Barcelona y Cambrils.

Lo integraban Mohamed Hichamy (abatido en Cambrills), Youssef Aalla (muerto en la explosión de Alcanar, Tarragona) y Younes Abouyaqooub (autor material del atropello de Las Ramblas y abatido por los Mossos días después). Los tres contaban con un superior directo: Abdelbaki Es Satty, imán de Ripoll (Girona) y presunto cerebro de los atentados, también muerto en Alcanar.

El sumario de los atentados de Cataluña desgrana nuevos detalles

El sumario de los atentados de Cataluña desgrana nuevos detalles

El sumario desgrana nuevos detalles, como fotografías de los cadáveres de los terroristas de los atentados de Cataluña. Vídeo: Agencia Atlas

Los preparativos comenzaron ya en junio, cuando Hichamy comenzó a visionar tutoriales en YouTube sobre la preparación de explosivos. El 8 de julio compra por primera vez peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), necesario para fabricar el peróxido de acetona o TATP, explosivo conocido como "la madre de Satán".

Lo hizo en una conocida cadena de supermercados, donde adquirió 20 botes pequeños de marca blanca, pero a partir de ahí se decidieron por compras más grandes, en fábricas y polígonos. Recorrieron establecimientos de distintas localidades, de Tortosa a Vinaroz o San Carles de la Ràpita.

El 12 de julio marca, según el sumario, el punto de inflexión por el que la célula pasa de la "fase de planificación" a la "fase de acción y preparación" de los ataques terroristas en Cataluña.

En dos ocasiones usaron para comprar litros de agua oxigenada la documentación de Said Ben Iazza, que está en prisión y que es considerado "cooperador necesario" en los atentados, ya que también prestó a los terroristas una furgoneta para hacer compras.

Los investigadores han rastreado las compras realizadas durante esos dos meses muchas veces a partir de los restos hallados en los escombros de la casa de Alcanar y han comprobado que adquirieron, por ejemplo, fundas de almohada y bridas en un establecimiento chino, o interruptores y bombillas en una tienda de electrónica.

También intentaron obtener sin éxito tela negra, similar a la que después se halló en el chaleco explosivo encontrado en Alcanar. El 15 de agosto compraron en distintas gasolineras 20 bombonas de butano de color naranja (siempre de cinco en cinco), que luego intentaron sin éxito cambiar por otras de color gris.

Toda una serie de gestiones que permitieron a la célula a confeccionar entre 80 y 120 kilos de TATP, que no pudieron emplear en los atentados por la explosión accidental del chalé de Alcanar donde prepararon el ataque.

Venta de oro y joyas para financiar los atentados de Cataluña

Paralelamente, desde el 12 de agosto, varios terroristas se dedicaron a la venta de oro para conseguir ingresos. Aalla fue uno de ellos, que acudió a dos locales de Vinaroz (Castellón) en los que aportó su permiso de conducir español como identificación pero no su dirección, alegando que estaba de vacaciones.

La primera vez obtuvo 800 euros y aunque en la segunda ocasión la dependienta valoró las piezas en 814 euros, el trato se rompió al sospechar ésta que podían ser robadas. Mohamed Houli, herido en Alcanar y actualmente en prisión, fue a las mismas tiendas por separado y se identificó con su DNI.

En una de las tiendas vendió una medalla, dos alianzas, un juego de pendientes, dos anillos y una pieza suelta que la dependienta valoró en 550 euros; la víspera de los atentados, consiguió en otra 1.118 euros por 18 pendientes, 4 anillos, 2 cadenas, 6 colgantes y una pulsera.

Un terrorista avisó a su madre

Said Aalla, uno de los terroristas del 17A que fue abatido en Cambrils (Tarragona), confesó a su madre poco antes del ataque que su hermano Youssef, muerto en la explosión de Alcanar, iba a hacer "algo muy grave", según se desprende en la declaración policial de un familiar de dos miembros de la célula.

Un extremo que la madre de Aalla negó tajantemente, según se recoge en las declaraciones de ambos ante los Mossos d'Esquadra que obran en el sumario de la causa que instruye la Audiencia Nacional, al que ha tenido acceso Efe.

Días después de los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona), los Mossos tomaron declaración al entorno familiar directo de los miembros de la célula, que destacaron el "evidente" cambio que habían notado en Youssef en los últimos años, que se había vuelto frío, distante y que "no miraba a las mujeres".

Uno de ellos fue el primo de Driss y Moussa Oukabir -el primero en prisión y el segundo abatido en Cambrils-, que destacó que Youssef, de unos 20 años, cambió radicalmente su imagen desde junio de 2017, coincidiendo con el Ramadán, se cortó la cresta y se rapó.

Además, prosiguió, según le contó en una ocasión la madre de los hermanos Aalla, uno de sus hijos, Said le "había avisado de que Youssef iba a hacer algo muy grave, pero que no le dio importancia".

El día de los atentados, el 17 de agosto, según le contó la madre, Said "estaba durmiendo en la cama, estirado y recibió una llamada, tras lo que se despidió de su hermano pequeño, de 7 años, y le dijo que ya no se verían más".

Una versión que, sin embargo, la madre de ambos negó ante los Mossos en una declaración en la que aseguró que nunca existió "ningún cambio de actitud, de manera de vestir o de comportarse de sus hijos Youssef y Said Aalla".

La madre explicó que Youssef se marchó de casa, sin recordar cuándo, pero continuó manteniendo contacto con ella aunque no le contó dónde vivía ni trabajaba. La última vez que habló por teléfono con él, dijo, éste le informó de que iba a empezar a trabajar en una fábrica de Vic (Barcelona) en septiembre.

Otro de los extremos que negó la madre es que Youssef quisiese robar la documentación de Mohamed -el hermano mayor y en libertad-, o que rompiese la tableta de su hermano pequeño de 7 años para que no pudiese jugar a los videojuegos porque "el Islam lo prohíbe", como apuntan algunos de los testigos.

Sí que notó un cambio en Youssef su padre, quien tenía con él una relación "problemática" y que señaló que su hijo solía consumir sustancias estupefacientes y beber alcohol hasta que empezó a frecuentar la mezquita nueva de Ripoll, momento en el que se dejó crecer la barba y se afeitó el bigote.