Cuando estaban en el barco de “Piolín” (el crucero con dibujos infantiles que el Ministerio del Interior alquiló hace ahora un año para alojar a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía desplegados en Cataluña con motivo del referéndum ilegal del 1 de octubre) eran el “hazmerreir” de medio país (y sobre todo de las redes sociales) pero por lo menos sobrevivían en condiciones un poco más dignas. Pero lo de ahora, tal y como reconocen muchos de los agentes, no tiene un pase. El sindicato UFP ha hecho públicas a través de las redes sociales las imágenes en las que se muestran las condiciones en las que el Ministerio del Interior ha dado alojamiento a los cientos de policías que de nuevo han tenido que viajar a Cataluña para garantizar la seguridad durante la celebración del aniversario del referéndum y la Diada (que este año se prevé mas reivindicativa que nunca por parte de los independentistas).

Desde el sindicato califican de “vergonzosa” la situación que están viviendo los agentes desplazados a Cataluña. Los agentes de unidades de Zaragoza y Coruña de la Unidad de Intervención Policíal se pasarán 20 días en tierras catalanas y tienen que sobrevivir hacinados con 40 funcionarios policiales por habitación en literas con apenas un metro de separación unas de otras y rodeados de mugre. Las imágenes que han colgado desde el sindicato en redes sociales hablan por si solas. “Hay hasta diez literas en cada habitáculo en espacios muy reducidos y con baño compartido”, sentencian los responsables de comunicación y redes sociales de la UFP.

Pero la situación no sólo es dramática dentro de las habitaciones. También fuera. Basta salir de uno de estos “alojamientos” improvisados por el Ministerio del Interior para darse cuenta. En los pasillos también hay literas amontonadas en los pasillos. “Desde la UFP solicitamos que cambien estas condiciones laborales indignas de estos grandes profesionales encargados de velar por el orden constitucional”, señalan desde el sindicato que ha hecho la denuncia en primer lugar.

Lo cierto es que los primeros afectados por lo que está sucediendo en Cataluña ya fueron los agentes de la Guardia Civil que habían pedido su traslado este año y que ya estaban preparándose para su nuevo destino. La dirección general del cuerpo decidió hace semanas suspender esos traslados y mantener de momento a cientos de agentes de la Benemérita en sus puestos de trabajo actuales alegando necesidades especiales del servicio.